Covadonga, B. P. BLANCO /

A. SÁNCHEZ R.

«Es la primera vez que vienen a vernos autoridades de la zona. En ninguno de todos los conciertos que he organizado habíamos visto nunca a ninguno», explicaba ayer el violoncelista y compositor cangués Juan María Cue, fundador de los «Encuentros «musicales de Cangas de Onís» y director de la Academia Internacional de Música de Covadonga. El lunes por la noche se celebró en la capilla de la Real Colegiata de San Fernando el concierto inaugural de la segunda edición de la Academia de Covadonga. A las diez de la noche, Helena Fernández y Juan María Cue abrieron la velada interpretando el «Duetto» de Beethoven. Un público entregado, entre los que se encontraba José Manuel González Castro, alcalde cangués, y Juan José Muñón Escalada, abad de Covadonga, aplaudió el concierto. «Hemos organizado primero un concierto sólo de profesores con el fin de que los alumnos vayan empapándose. En los próximos conciertos los protagonistas serán los alumnos», explicó la gijonesa Raquel Fernández, profesora de flauta travesera en el Conservatorio Superior de Música de Asturias.

Los cuarenta chavales procedentes de distintas partes de España están disfrutando de la semana musical y, a pesar de que trabajan mucho, están muy contentos porque aprenden una gran variedad de conceptos. «Aquí los niños vienen a trabajar, a aprender y a disfrutar», explicó Cue. El benjamín del grupo, Jesús Méndez Camacho, es un gijonés de 10 años que toca el violín. «Comencé a tocar el violín porque mi primo lo tocaba y quería parecerme a él, y al final lo seguí tocando porque me gustó», explicó.

Juan María Cue fue el fundador de los «Encuentros musicales de Cangas de Onís», de los cuales se desvinculó por no sentirse realizado profesionalmente. «Los compañeros estaban muy cómodos en esa situación. No cumplía mis expectativas artísticas ni profesionales», indicó Cue. Desde hace dos años, organiza la Academia Internacional de Covadonga y de momento está muy contento. «Participan profesores de todo el mundo que, más que por el dinero, vienen porque nos conocemos desde hace mucho años. Vienen por tocar cómodos y disfrutar del encuentro», explicó el músico cangués.

«El factor intérprete es imposible sustituir», ésa es la idea que quiere transmitir Cue, profesor de orquesta del Conservatorio Profesional de Música de Oviedo, durante esta semana el real sitio, convertido en una escuela de música clásica de alto nivel para 45 alumnos de violín, violonchelo, flauta y guitarra venidos de España y del extranjero.

En la Academia intervienen figuras de renombre nacional e internacional como el clarinetista Miguel Pérez Iñesta, los violinistas Suren Khachatryan y Víctor Parra, el viola Luis Magín y Helena Fernández, el violonchelista Ángel García Jermann, la flautista Raquel Fernández y el pianista ruso Sergey Bezrodny, en la que darán clases individuales así como clases magistrales durante la semana. Alumnos y profesores ofrecerán nuevos conciertos el viernes, el sábado y el domingo.

La apuesta decidida, por segundo año consecutivo, por uno de los enclaves más representativos del Principado como sede de esta Academia es el «germen», como a Cue le gusta denominarlo, para intentar conseguir otras alternativas o atractivos culturales en el temporada estival para la comarca, como podría ser un festival de música internacional. Según Cue, la referencia histórica de Cangas es innegable y bien podría ser un enclave en el que pusiera de relieve a los grandes intérpretes de música clásica como valor patrimonial, ayudando a la sociedad a tener un criterio de calidad hacia la música en general.

Cue resaltó que la música desarrolla los sentidos de los más pequeños tanto psicomotrices como sensoriales, pero son pocos los que apuestan por que en la educación reglada se dé mayor relevancia a esta materia.