Naves (Llanes),

M. TORAÑO

Guitarra acústica, guitarra eléctrica y contrabajo fueron el único acompañamiento con el que contó la voz del músico vasco Mikel Erentxun en el concierto que ofreció en la madrugada del sábado en la localidad llanisca de Naves. Alrededor de la una hizo su aparición en el escenario -ubicado en la plaza naviza de La Bolera- ante un numeroso público de todas las edades que aguardaba con expectación al ex integrante del conocido grupo «Duncan Dhu». Tras algunos problemas iniciales con el sonido -que ya había sufrido la orquesta que actuó con anterioridad-, el rasgueo de las guitarras y la característica voz de Erentxun llenaron la plaza con melodías y letras pegadizas, tanto de su carrera en solitario como de los grandes éxitos anteriores de su etapa con Diego Vasallo.

Entre el público estaba el llanisco David García, un auténtico seguidor de la carrera en solitario del compositor y cantante. «Me gusta muchísimo y voy a verle en directo siempre que puedo», aseguró, detallando que ha asistido varias veces a conciertos suyos en Gijón, Oviedo y en San Sebastián. El joven no se perdió ni un segundo de la actuación, coreó todas las composiciones que sonaron y, al finalizar el concierto, se acercó a saludar al artista. Como recompensa se llevó una foto con él y una de las púas de la guitarra que usó durante el recital. «Me encanta», repitió García, quien espera volver a verle actuar pronto. Marta Suárez, de Gijón, estaba pasando unos días de vacaciones en Llanes y al ver el cartel de las fiestas decidió no perderse el concierto y acudió a Naves con su marido, Rubén Blanco. «Duncan Dhu son de nuestra época y nos gustaban muchísimo», explicaron mientras esperaban que sonasen algunas de las piezas más famosas del músico.

Pero los grandes éxitos se hicieron de rogar. A mitad del concierto, más o menos, Mikel Erentxun dio el primer regalo: «Esos ojos negros», pero hasta el último de los bises no encadenó canciones como «Jardín de rosas», «Una calle de París» y «Cien gaviotas». En ese momento el ambiente verdaderemante se caldeó y la inmensa mayoría del público se animó a bailar, a acercarse a las primeras filas y a cantar estribillos que ya forman parte de la memoria colectiva de los que rondan o han superado la treintena. Porque, aunque el grupo se disolvió en 2001, con el album «Crepúsculo», sus canciones más conocidas son de finales de los 80 y principios de los 90. De sus composiciones en solitario no faltaron temas de su último disco, «Detalle del miedo» -editado en 2010-, como «Ángela» y «El mejor de mis días». También sonaron «Cartas de amor (cuando no hay amor)», «A un minuto de ti» y «Mañana», en las que Erentxun tocó la guitarra acústica acompañado por Rubén Caballero, con la eléctrica, y Miguel Arteaga, con el contrabajo.

Las fiestas de San Antolín comenzaron el jueves con la plantación de la hoguera y una verbena. El viernes fue el día grande, que contó con misa solemne, procesión, ofrecimiento de los ramos, bailes regionales, comida campestre en el Castañéu, fuegos artificiales, el concierto y una verbena hasta última hora de la mañana. Esta ha sido la segunda vez, este verano, que la localidad de Naves acoge el concierto de un artista reconocido, ya que durante las fiestas de Santa Ana el grupo «Jarabe de Palo» ofreció una actuación que también resultó muy exitosa.