Llenín (Cangas de Onís),

Alba SÁNCHEZ R.

«Que se sientan invitados arropados, no clientes». Ése es lema de la casa rural La Heredad de la Cueste, de la localidad canguesa de Llenín. El que trasmiten Marichu Fernández y Jaime Rodríguez a sus visitantes. Y el que han agradecido muchos viajeros, puesto que el establecimiento ha sido galardonado en un prestigioso portal de internet, toprural.com, como el mejor alojamiento rural de España en 2011, en una votación en la que han participado más de 1.300 hoteles españoles y miles de internautas.

Desde que el visitante toma el desvío hacia Llenín desde la carretera general y divisa a lo lejos una casa tradicional cuidada hasta el último detalle sabe que no va a quedar defraudado y que la elección ha sido acertada. Al bajarse del coche el viajero se encuentra con un increíble jardín, una auténtica paleta de colores casi imposibles, incluso en invierno, que Jaime cuida todos los días con esmero. Y cuando dan la espalda a la casa recogen la recompensa de descubrir los tres macizos de los Picos de Europa casi al alcance de la mano.

La casa rural es para los propietarios como un santuario donde han plasmado sus sueños, realzando el valor de un lugar que cuando se decidieron a transformar era una cuadra familiar semiabandonada. Con el esfuerzo conjunto de ambos lo convirtieron en un lugar acogedor, especial. Los muebles, la decoración e incluso los colores de las paredes fueron recopilaciones que ellos sacaron de las casas de la zona, muchas de ellas, ahora abandonadas. Los dibujos de las cenefas originales fueron hechos por ellos.

El negocio tan sólo dispone de seis habitaciones, distribuidas en dos plantas. Así que «lo podemos llevar solos», sin falta de grandes complicaciones. Cada rincón del establecimiento tiene un significado cargado de recuerdos, que los dueños recopilaron durante años. Todo para que el viajero se sienta como en casa, al calor de la chimenea, leyendo un libro o viendo una de las más de doscientas películas que poseen. Y eso mismo es lo que quieren trasmitir a los visitantes: que no son los dueños del establecimiento, sino los anfitriones del lugar, con el único objetivo de que el que llega se sienta a gusto. Y tan a gusto se sienten muchos que después de un largo día de excursiones y viajes por la zona, tras la cena, comentan que no son pocos los que bajan al calor de la chimenea en zapatillas, como en casa.

El premio fue toda una sorpresa. Y más aún saber que recibieron el 55 por ciento del total de los votos emitidos, mientras que el segundo clasificado, una casa rural de Toledo, se quedó en el 12 por ciento.