Llanes, Ramón DÍAZ

«El "Queen Bee" hizo el viaje de vuelta de "La Pinta"». El llanisco Ángel Zubizarreta Santos, capitán retirado de la Marina Mercante, sabe de lo que habla. Con 51 embarques a cuestas y habiendo conocido todos los países del mundo que dan al mar, salvo China e Irlanda, supo desde el primer momento que el barco a la deriva hallado frente a las costas de Llanes no era «el yate de Georgie Dann». Y es que, tras ser remolcada a Llanes, se habían encontrado en el interior de la embarcación unos documentos en los que aparecía anotado un nombre parecido. «¿Georgie Dann, anda, anda, ahí dirá George Bank, lo que significa que el barco es o bien portugués o americano y que faenaba al sur de Nueva Escocia, en los grandes bancos de Terranova», replicó Zubizarreta. Pleno al quince.

Jubilado desde hace 14 años y desde entonces con «mono» de mar, el llanisco realizó la misma ruta que siguió a la deriva el «Queen Bee» en varias ocasiones. Al descubrirse que la matrícula del barco era de Massachusetts, el marino vio corroborada su sospecha.

Con un mapa del océano Atlántico sobre la mesa, Zubizarreta repasó ayer el larguísimo viaje del barco norteamericano, que había naufragado tres años atrás frente a las costas de los Estados Unidos. Los cálculos del marino llanisco son que la embarcación recorrió, al menos, 3.000 millas; esto es, más de 5.500 kilómetros, hasta que fue localizada cerca de Llanes por unos pescadores de Bustio.

Zubizarreta explicó que el «Abeja Reina» siguió «exactamente el mismo camino que hubiera seguido una botella». Desde el sur de Nueva Escocia, donde naufragó, fue arrastrado por la corriente del Golfo, que forma parte de la circulación general del Atlántico Norte, y que avanza hacia el Este, en dirección a Europa. Es una corriente cálida, en la que el agua está a 28 o 30 grados. A la altura de las Azores la corriente se divide. Por un lado sigue hacia el Norte, hacia Irlanda y Noruega, y por otro avanza hacia el golfo de Vizcaya y gira hacia el Sur cerca de Francia, para regresar por el Cantábrico hacia Asturias y Galicia. O sea, «que el barco podría haber aparecido en Noruega, o incluso podría haber bordeado la costa americana hacia el Sur, si lo hubiera cogido la corriente fría del Labrador», que roza con la del Golfo, indicó Zubizarreta.

Los vientos, según el capitán llanisco, debieron influir menos en el periplo del barco, ya que sólo permanecía a flote una parte de la proa, así que apenas si pudieron influir en él. «Si la embarcación tardó tres años en llegar a Llanes es porque no la arrastró la corriente en la zona de mayor arrastre, pues en ese caso hubiera llegado mucho antes», añadió el marino llanisco. El caso es que el «Abeja Reina» hizo el mismo viaje que «La Pinta» al regresar del primer viaje a América. Sólo que la carabela fue a parar a Bayona, en Francia.

Zubizarreta también intentó dar un poco de luz a la situación del barco, del que nadie en España parece querer hacerse cargo. «Cuando hay un hallazgo en el mar, y hallazgo es todo lo que no es producto de la mar, el propietario tiene seis meses para acreditar que lo es. Si nadie reclama el hallazgo y éste tiene un valor menor de 901,50 euros la titularidad corresponde al autor del descubrimiento. Y si el valor del hallazgo -continuó Zubizarreta- es mayor de 901,50 euros y nadie lo reclama, al que lo encontró le corresponde esa cantidad más un tercio del valor que se obtenga en subasta pública. El resto se ingresa en el tesoro público», concluyó.