Llanes, Emilio G. CEA

Luis Bernardo era ayer la viva imagen de la felicidad. Este veterinario nacido en México y afincado en Llanes desde 2003 no cabía en sí mientras un responsable de la Consejería de Medio Ambiente recogía al águila real macho que Bernardo ha cuidado en su clínica desde el pasado martes al mediodía, cuando llegó moribunda tras ser encontrada en la localidad llanisca de La Malatería por Ángel Tárano Turanzas. La espectacularidad de la rapaz dejó con los ojos abiertos a todas cuantas personas han podido contemplarla. Sus enormes garras y la belleza de sus alas hacen especial a esta especie protegida, de la que solo hay censadas en el Principado unas treinta parejas. Ángel Tárano salvó a esta águila real de una muerte segura, pues había ingerido un anticolinérgico utilizado para envenenar lobos y buitres.

El ave fue localizada en torno a la una de la tarde del pasado martes por Ángel Tárano en una zona de la localidad de La Malatería conocida como la ería de la Roce. «Iba en el coche hacia casa cuando, a lo lejos, me fijé en una bandada de unos 60 cuervos», dice. Tárano, apasionado de los animales, detuvo el vehículo y se dirigió hacía los cuervos para observar lo que estaban haciendo. Al acercarse, estos se dispersaron y ante su atónita mirada apareció una moribunda águila real de unos dos metros de envergadura y más de tres kilos y medio de peso. «Pensé que estaba muerta, pero al intentar tocarla vi que se movía», señala. De inmediato, a través de un amigo, se puso en contacto con Mercedes Rodríguez, una estudiante de Veterinaria responsable de la empresa Amigos Salvajes. Tárano actuó con prontitud e introdujo al ave en el maletero de su coche, con una chaqueta, y, junto a Mercedes Rodríguez, se dirigió a la clínica veterinaria Mundo Vivo de Llanes.

Ángel Tárano, emocionado aún por lo sucedido, relata que «no pasaron ni quince minutos entre que la encontramos y la llevamos a la clínica; soy muy aficionado a los animales y por ellos hago lo que sea», apostilla.

Las primeras medidas tomadas por Luis Bernardo consistieron en estabilizar al águila real suministrándole cortisona, vitamina K y carbón activo. «Entró en estado de schok, tenía el cuello torcido y era incapaz de ponerse en pie». Una vez las autoridades tuvieron conocimiento del caso, se presentó en la clínica un veterinario de la Consejería de Medio Ambiente, quien decidió dejar al animal en Llanes en lugar de trasladarlo a otro lugar. «A las diez de la noche del martes la dábamos por muerta, pues estaba muy mal», comenta Luis Bernardo.

La preocupación por el estado del águila real se tornó en alegría cuando, a primera hora de la mañana, se cercioró de la milagrosa recuperación del ave. «Llegué a la clínica temiéndome lo peor y me llevé una alegría tremenda al comprobar que estaba como una furia en la jaula», asegura. Ayer a mediodía un responsable de la Consejería de Medio Ambiente trasladó al águila hasta el Centro de Recuperación de Animales Autóctonos de Infiesto. Hoy, a primera hora, será soltada en el mismo lugar donde fue localizada. «Están en época de reproducción y el macho alimenta a la hembra. Si tarda más de dos días en volver, la hembra abandona el nido para buscar su sustento, por lo que urge que vuelva con ella», manifiesta Bernardo.