Hace ahora veinte años largos, Asturias se preparaba para unas elecciones autonómicas y en Llanes el debate urbanístico echaba chispas. La Agrupación de Vecinos y Amigos de Llanes advertía de que el planeamiento que se pretendía aprobar era ilegal, y que los jueces lo anularían. El equipo de gobierno, de idéntico signo que el actual, aseguraba que todo estaba bien y que quienes auguraban reveses judiciales eran «enemigos del progreso de Llanes», versión primigenia del «Frente del no». A la vez, la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies denunciaba los vertidos al río Duje en Cabrales, en el interior del parque nacional de Covadonga, padre putativo del de los Picos de Europa, y las autoridades respondían anunciando planes prosopopéyicos para sanear la zona. Quien lea el periódico de hoy podría pensar que el tiempo no ha pasado. Será, como dice aquel tango de Le Pera y Gardel, «que veinte años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra...».