No es necesario tener grandes conocimientos de derecho urbanístico para valorar un Plan General de Ordenación, pero sí es necesario tener mucho sentido común. Es más, la gran mayoría de todas las edificaciones que se hicieron en la costa española en los últimos años probablemente estén hechas conforme a derecho, pero eso no quiere decir que estén bien donde están. Igualmente una persona puede ser muy respetuosa con la ley y, al mismo tiempo, tener una pésima educación, incluso puede ser un mal ciudadano sin haber infringido nunca ningún código, ni siquiera el de Circulación.

Unánimemente, a los que formamos parte del Partido Popular de Llanes no nos gustó el llamado «Documento de prioridades», y no lo aprobamos. Pero no sólo porque estamos convencidos de que no cumple la sentencia del Tribunal Supremo que hace un año anuló el Plan General de 2003; la razón fundamental es que está lejos de la idea de concejo de Llanes que queremos, y creemos con toda firmeza que parte de un diagnóstico erróneo de lo que son en la actualidad nuestros pueblos. Nadie desea tanto como nosotros que Llanes tenga un Plan General, pero éste tiene que ser consecuencia, sobre todo, del acuerdo de las fuerzas políticas que tenemos representación en el Ayuntamiento, no de la imposición de la fuerza mayoritaria, y mal empieza este nuevo Plan General cuando pretende que sólo esté hecho por los socialistas a medida de sus intereses y de sus compromisos. Y no aprenden, no hay que olvidar que desde que aquel plan de extensión del año 1970 fue derogado por el Principado, los tribunales de justicia fueron anulando uno tras otro todos los planes generales hasta hoy. En el Partido Popular de Llanes consideramos que es primordial que nuestro partido gobierne en Asturias para que dé apoyo a un buen Plan General, y que entre todos consigamos sacarlo adelante con toda garantía jurídica, y que sea acorde con los tiempos que corren.

El desarrollo demográfico del concejo de Llanes es muy interesante: a principios del siglo pasado tenía casi el doble de habitantes que hoy, pero su número fue disminuyendo de forma paulatina e inexorable. Pero cuanto más disminuye la población de Llanes, más aumenta el número de viviendas que se autorizan en los sucesivos planes generales. Todas las planificaciones urbanísticas que aquí se hicieron estuvieron basadas en servir a unos intereses distintos y muy alejados de los que verdaderamente necesita nuestro concejo. Si ahora en Llanes hay casi 12.000 viviendas, más de la mitad son de segunda residencia. Y es de dominio público que hay más de 1.500 viviendas en venta que no hay quien las compre, y la cifra sigue creciendo.

¿Qué necesidad hay de impulsar tanto el llamado eje costero? Se declaran núcleos urbanos Niembro, Barro, Celorio y Poo cuando no son ni los más habitados ni los que tienen más densidad de población, y donde tampoco hay una demanda de vivienda de sus habitantes. Las viviendas que se pretenden hacer en estos pueblos nunca podrán ser adquiridas por los de aquí, y muy probablemente los que las construyan no sean trabajadores de aquí, con lo que tampoco beneficiarán al pequeño constructor de aquí. ¿A quién se quiere beneficiar entonces? Lo que queremos en el Partido Popular de Llanes es un Plan General con todas las de la ley, y también con todo el sentido común.