Llanes,

Emilio G. CEA

Pocas tradiciones están tan enraizadas en Llanes como la de degustar en los concurridos veranos de la villa los deliciosos y artesanales helados Revuelta. Una tradición casi centenaria: la emblemática heladería familiar llanisca cumple 90 años de existencia ininterrumpida en 2012. Noventa años en los que Revuelta ha refrescado con sus deliciosos helados a varias generaciones de llaniscos.

Todo comenzó en 1922 cuando el matrimonio cántabro formado por Lisardo Revuelta y Virginia Saiz decidió trasladarse desde Santander a Llanes para abrir la conocida heladería. Antes era habitual ver a la pareja recorrer las múltiples fiestas veraniegas del municipio vendiendo barquillos, para lo cual se desplazaban en ferrocarril desde Cantabria en interminables viajes. Una vez el matrimonio decidió montar el negocio de helados en Llanes, la primera ubicación del obrador se situó en la zona de la Calzada, muy cerca de la fábrica de hielo ubicada junto al área del matadero. Las ventas se realizaban en un primer momento en un carrito que, con el paso del tiempo y con la prosperidad del negocio, se motorizó. Mas tarde pasaron a vender los helados a bordo de los recordados coches meharis que fueron durante muchos años el símbolo del negocio. Y es que para muchos llaniscos los veranos no empezaban de verdad hasta que los meharis se apostaban junto a las playas del concejo con los carteles donde se anunciaban los sabores de nata y mantecado, entre otros, en formato de cucurucho o de corte.

El negocio se asentó con rapidez y la familia Revuelta aumentó. Lisardo Revuelta y Virginia Saiz tuvieron siete hijos: Lisardo, Alfredo -más conocido como «Peles»-, Arturo, Antonio, Salvador, Carmen y Tere. Todos los vástagos trabajaron en algún momento de sus vidas en el negocio familiar, aunque, finalmente, fue Carmen Revuelta quien se hizo con las riendas de la heladería en compañía de su marido, Alfonso Rumayor. El matrimonio, a punto de jubilarse, vende sus últimos helados antes de ceder el testigo a sus cuatro hijos, la tercera generación del apellido Revuelta que llevará las riendas de la heladería.

Con el paso del tiempo el antiguo obrador ubicado en la Calzada se quedó pequeño y el negocio se trasladó en 1985 a otro local ubicado en la calle Pidal. Allí se han elaborado artesanalmente los helados durante los últimos 27 años. Los cuatro hijos de Carmen Revuelta y Alfonso Rumayor, Virginia, Maite, Alfonso y Lisardo, continúan la tradición familiar.

Para conmemorar el 90 aniversario nada mejor que dar un giro a la empresa, que emplea en verano a 18 trabajadores y en invierno a ocho, y apostar firmemente por el negocio, algo muy meritorio en estos tiempos de crisis, en los que resulta habitual ver cómo este tipo de empresas cierra. Para ello, y siguiendo también con la tradición familiar (cada generación ha fabricado los helados en un sitio diferente), el obrador de la heladería se traslada de la calle Pidal en Llanes al polígono industrial de Posada, donde Alfonso Rumayor Revuelta ya fabrica desde el pasado mes de marzo los helados que se degustarán en la villa durante este verano.

«Toda la elaboración de los helados se hace de forma artesanal con materia prima de la zona, como, por ejemplo, la leche, que compramos en Porrúa, y la nata, que adquirimos en Pría», destaca Virginia Rumayor.

Con el nuevo obrador, Revuelta busca ampliar las posibilidades del negocio, aumentar la producción y poder fabricar nuevos sabores con los que continuar la tradición más dulce de la villa de Llanes.

Helados Revuelta celebró ayer su noventa cumpleaños inaugurando sus nuevas instalaciones, ubicadas en la nave 1 del polígono industrial de Posada. La empresa llanisca cambia también de logotipo, al que añade la frase «En Llanes desde 1922» y el lema «artesanos de verdad», informa Emilio G. CEA. En la imagen, los responsables de la heladería, durante la inauguración de las nuevas instalaciones.