La Cueva (Piloña),

Lucas BLANCO

Un caudaloso río de sonrisas desembocó en la mañana de ayer en el Santuario de La Cueva de Infiesto. Eran la una en punto de la tarde cuando una interminable masa uniforme de color azul marino comenzó a llegar a pie procedente de la localidad piloñesa de Beloncio y llenó en cuestión de pocos minutos los aledaños de la pequeña capilla que sirve como morada a la popular patrona del concejo de Piloña. Los protagonistas no fueron otros que 500 alumnos del colegio Virgen Mediadora de Gijón, más conocido como Las Dominicas, que escogió este escenario para iniciar la celebración de la Anunciación.

Aunque esta visita había tenido como tradicional destino en los últimos años el Santuario de Covadonga, la comisión escolar encargada de organizar las salidas de los escolares se decantó en esta ocasión por La Cueva tras quedarse prendados de su entorno natural durante una visita que tuvo lugar hace meses. «Queríamos salir de la monotonía y aquí encontramos una alternativa perfecta por su precioso entorno natural», señaló la directora del centro, Lourdes Rodríguez.

Para aprovechar la jornada, los alumnos, con edades comprendidas entre los 8 y los 18 años de edad y que llegaron en una decena de autobuses, iniciaron alrededor de las once de la mañana una ruta a pie de unos cinco kilómetros de recorrido que les llevó por las parroquias vecinas de Santa Ana de Maza y Beloncio, acompañados por la Agrupación de Protección Civil de Piloña.

Una vez finalizado el trayecto, los jóvenes se agolparon en las instalaciones religiosas para llevar a cabo una celebración que consistió en la lectura de unas palabras por parte de las alumnas Alba García, Gabriela Cueto, Felicitas Álvarez y Lucía Iglesias, en las que recordaron a sus compañeros el motivo de la visita que no fue otro que el de festejar La Anunciación del Señor.

Seguidamente, otra escolar, Yaiza Ramos, fue la encargada de depositar un ramo de flores a modo de ofrenda en el altar del santuario, mientras que su compañero Daniel García se ocupó de realizar la ofrenda de la luz, consistente en la depositar de un pequeño candil con motivo este año del bicentenario del nacimiento San Francisco Coll, santo que da nombre a la fundación a la que pertenece el colegio gijonés junto a otros quince centros de seis comunidades autónomas diferentes.

Para finalizar, los quinientos niño rezaron en voz alta y de forma unísona un Ave María con el que pusieron fin a los actos religiosos. Acto seguido fueron al parque anexo al santuario, donde disfrutaron de una entretenida comida campestre antes de retornar a Gijón a primera hora de la tarde, como tenían previsto.