J. MORÁN

Christian Lambert, de origen polaco y de 40 años, extiende una tarjeta de visita que reza: «Obispo de Asturias y Secretario de Ecumenismo de la Sociedad Romano Católica del Papa León XIII». Acaba de instalarse en una vivienda en bajo situada en el barrio gijonés de El Llano. «Es una cesión de una persona que nos sigue y nos apoya», explica. Su objetivo inmediato es disponer ahí de una capilla en la que celebrar la misa según el rito tridentino, el anterior al Concilio Vaticano II (CVII). «Y también tengo planes de crear un seminario en Gijón, para el que ya contamos con más de 30 candidatos. Todo ello con el espíritu tradicionalista, del Concilio Vaticano I, ya contrario «al modernismo que se introdujo en la Iglesia con el Vaticano II, con la sustitución de los sagrado por lo profano», explica Lambert en un castellano casi correcto.

Su presencia en Asturias ha saltado a luz pública a raíz de la actuación como obispo de Antonio López de Mingo en Robléu, una aldea de la parroquia de Cerecea (Piloña). «Pero no son casos que se puedan confundir: no es lo mismo una persona vestida de obispo que un obispo como yo, que pertenece a una Sociedad reconocida y relacionada con la Santa Sede», alega Lambert.

Este miembro de la Sociedad del Papa León XIII fue consagrado obispo en septiembre de 2011, en Londres. Su obispo consagrante fue monseñor David Bell, superior general de la congregación. Después, Lambert vino a Asturias y se estableció en la casa rectoral de la parroquia de Argüero (Villaviciosa), acogido allí por el cura del lugar, con el que mantuvo buenas relaciones. Pero poco después comenzaron los problemas.

Jesús Sanz Montes, «el arzobispo de Oviedo mandó echarme de la casa rectoral». Paralelamente, Lambert mantuvo una reunión en el Arzobispado con Sanz Montes, «el pasado octubre». Sanz «me mostró la bula del Santo Padre con su nombramiento como arzobispo de Oviedo y me pidió mis documentos, pero el arzobispo parece no conocer que la ley universal de la Iglesia, el Derecho Canónico, tiene puntos en los que se permiten consagraciones episcopales sin mandato papal en varias circunstancias».

Lambert apela en este punto a que «nuestra Sociedad está en las mismas reglas que las iglesias ortodoxas denominadas autocéfalas». Una iglesia autocéfala es aquella que nombra a sus jerarquías sin depender de una autoridad superior y es una situación propia de la Iglesia Ortodoxa, separada de Roma, aunque también existen iglesias orientales obedientes al Papa que tienen potestad para nombrar a sus propios obispos previa comunicación al Vaticano.

Además de las cuestiones de la licitud de Lambert como obispo, en su reunión con Sanz Montes también «me prohibió celebrar la Santa Misa en Asturias, pero si él va a decir que la misa y los sacramentos que yo celebre no son válidos le voy a contestar públicamente porque no me puede ofender sin argumentos».

En opinión de Christian Lambert, lo que está sucediendo en este momento en Asturias es un conflicto de jurisdicción: «Existen aquí en Asturias dos obispos de dos jurisdicciones diferentes, pero de la misma Iglesia, porque él representa al Concilio Vaticano II y yo al Concilio Vaticano I; pero tenemos el mismo Papa, Benedicto XVI». Otra diferencia que Lambert establece es que «nosotros somos tradicionalistas y no modernistas, como los obispos del presente», incluido Sanz Montes.

También en defensa propia, el obispo recién llegado a Asturias afirma que «el arzobispo no tiene derecho para decirme que yo no soy obispo, porque está utilizando su autoridad y dominación, pero eso no cuenta delante de Dios».

Lambert insiste en que su Sociedad está «de acuerdo con la Santa Sede» y pone el ejemplo de que «tenemos 73 obispos, que van a a ser 75 pronto, y han sido válidamente ordenados y reconocidos por Roma porque ninguno de ellos ha sido excomulgado».

En cambio, «cuando monseñor Marcel Lefebvre ordenó en 1988 a cuatro obispos, la Santa Sede le llamó la atención e inmediatamente fueron excomulgados, pero en nuestro caso ningún obispo lo ha sido por ser consagrado durante nuestros ocho años de existencia». Lambert agrega que «el Santo padre lo sabe todo y no hay ningún comunicado de que la Sociedad del Papa León XIII esté fuera de la Iglesia».

El obispo «de Asturias» afirma también que el tradicionalismo cada vez encuentra más hueco en la Iglesia, ya que «el 29 de enero de 2009, un decreto de Benedicto XVI afirmó que todos los obispos tradicionalistas no eran cismáticos ni estaban excomulgados» (fue el momento en el que el Pontífice levantó la excomunión de 1988 a los obispo lefebvrianos).

Lambert explica que el problema de fondo consiste en que «hay movimientos dentro de la Iglesia, incluso en contacto con la famosa masonería, que están luchando contra la tradición y por eso se explican los últimos ataques al Santo Padre que estamos leyendo en los periódicos». Todo ello «indica que hay grupos que no quieren permitir al Santo Padre que vuelva a la tradición católica y algunos quieren abrirse todavía más y más y en ese sentido la Iglesia pierde lo que antes tuvo, pierde lo sacro y se abre más a lo profano».

Lambert explica: «No tenemos problemas en Inglaterra, Escocia, Italia, Portugal, Austria, Alemania o Polonia; y no somos cuatro gatos, sino miles de personas que están volviendo a la tradición, al ver lo que está ocurriendo en la Iglesia». Lambert concluye conque «si esto no le gusta reconocerlo al arzobispo de Oviedo es cosa suya porque ningún obispo del Vaticano II puede negar que yo también sea obispo y ejerza».