Covadonga (Cangas de Onís),

Lucas BLANCO

«Lo que pasó fue una coincidencia que se cebó con siete esperanzas de vida». José Manuel Igartiburu, padre de la popular presentadora televisiva Anne, no pudo contener la emoción al recordar a su esposa, Lourdes Verdes Elorria, fallecida hace 25 años junto a los otros seis ocupantes del helicóptero de rescate que se estrelló cerca del lago Enol, tras participar en la búsqueda del niño desaparecido Germán Quintana. Familiares, amigos y compañeros se reunieron ayer en la zona para rendir homenaje a sus héroes particulares.

Además de Lourdes Verdes, guía canino, viajaban en el helicóptero los asturianos Corsino Suárez, primer responsable de Protección Civil de Asturias, y Juan Carlos Carraledo, piloto, además de los vascos José Ramón Renovales (mecánico), Joseba Zabala Garay, Javier Gallastegui y Luis Ángel Díez (todos ellos guías caninos). Todos ellos perecieron junto a los cuatro perros que habían tratado de localizar al niño, un alumno de 13 años del Colegio Loyola de Oviedo que se extravió durante una excursión y que jamás apareció.

Fue precisamente en torno al monumento construido cerca del Enol con el nombre de las víctimas donde tuvo lugar el acto de homenaje, al que asistieron, en representación de las instituciones, el consejero de Presidencia del Principado, Guillermo Martínez; el viceconsejero de Interior del Gobierno del País Vasco, Raúl Fernández; el alcalde de Cangas de Onís, José Manuel González, y representantes de diferentes cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

Los sentimientos de los asistentes fueron encontrados, pues hubo lugar tanto para las lágrimas de emoción como para el ambiente festivo y de hermandad entre el pueblo vasco y el asturiano. Además de Igartiburu, al que trataba de consolar el presidente de la Unidad Canina de Rastreo de Asturias, Jesús Gómez, tampoco faltó a la cita, como todos los años desde aquel fatídico 12 de junio de 1987, Conchita Miranda, madre de Corsino Suárez. «Me cuesta venir porque me emociono, pero lo seguiré haciendo mientras pueda para honrar su memoria», comentó.

Especialmente numerosa fue la expedición llegada desde la localidad vasca de Garay, pues buena parte de sus 300 vecinos se trasladaron ayer a Covadonga para recordar a un vecino ejemplar, Joseba Zabala, que perdió la vida a la pronta edad de 33 años. «Su pérdida fue un mazazo y de vez en cuando venimos aquí a recordarle», afirmó su hermana Agurtzane, que acudió junto a su hermano Iñaki.

Por su parte, el propio Jesús Gómez abogó por la importancia de mantener este homenaje anual a las víctimas del accidente. «La memoria es importante porque los recuerdos nunca mueren», señaló, a la vez que reconoció el papel del accidente en la reestructuración de los servicios de montaña. «Nos abrió los ojos sobre la necesidad de tener una unidad canina en Asturias y de inmediato se constituyó», recordó Gómez.

Tras las intervenciones y las ofrendas de flores se dio paso a una parte más festiva en la que los dantzaris Eneko Sarrigoitia y Ane Etxeita dedicaron uno de sus bailes. A continuación, los vecinos de Garay entonaron la canción de salutación vasca «Agur Jaunak» y, finalmente, el himno de Asturias sirvió como colofón a un encuentro que fue la escenificación perfecta del hermanamiento entre dos pueblos ante la desgracia.