Llanes, Ramón DÍAZ

El Ayuntamiento de Llanes se enfrenta a la situación económica más delicada de su historia. Tiene tres años para enderezarla. Suma 13,45 millones de deuda: 10,36 millones de capital pendiente de amortizar por préstamos bancarios, 2,27 millones de deuda con los proveedores y 0,82 millones que debe al Ministerio de Economía y Hacienda. Este año tiene que hacer frente a pagos por valor de 3,46 millones por los doce préstamos (uno de ellos con todo el capital ya amortizado) que tiene concertados. Y por si eso fuera poco, el remanente negativo de tesorería (principalmente obligaciones pendientes de pago) se ha disparado hasta los 7,42 millones. Los nefastos resultados de la liquidación de las cuentas de 2011 han obligado al equipo de gobierno a elaborar un plan económico financiero a tres años, al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, ideado con el firme propósito de equilibrar los números y reconducir la actual situación, en la que los gastos son muy superiores a los ingresos. Hasta que se palíe el desequilibrio contable, el Ayuntamiento deberá obtener permiso de la Consejería de Economía y Hacienda para solicitar préstamos.

Las autoridades socialistas locales se han marcado un objetivo: lograr, en los tres próximos años, que los ingresos superen en 6,26 millones de euros los gastos. Esto, unido a la ayuda de 2,27 millones que esperan lograr del Estado para pagar a los proveedores, acabaría con los números rojos. O casi, porque en el plan de saneamiento se reconoce que aún continuarán los problemas de liquidez con los que se ha encontrado el Ayuntamiento en los últimos años. Así que los dirigentes locales se verán obligados a seguir solicitando cada año préstamos a corto plazo para seguir funcionando. El objetivo es que estas operaciones de tesorería sean cada vez menores.

Pero, ¿cómo enjugar el déficit? La solución pasa por aumentar los ingresos y disminuir los gastos. El ajuste será intenso: no se acometerá ninguna inversión sin financiación de otras administraciones; se amortizarán todas las jubilaciones de empleados municipales; se estudiará acortar o reorganizar la plantilla municipal; se reducirá el consumo de energía eléctrica (especialmente el de alumbrado público); se reducirán los servicios de limpieza, recogida de basura y socorrismo; y se reducirán las subvenciones a clubes, asociaciones y colectivos.

En cuanto a los ingresos, el Ayuntamiento se enfrenta a la drástica caída de la actividad urbanística. Además, la recesión económica, que ha provocado la caída «de una manera estrepitosa» de las subvenciones y transferencias del Principado, que en algunos casos, incluso, «han llegado a desaparecer», según se indica en el documento.

¿Cómo lograr entonces más ingresos? Las autoridades locales lo fían casi todo al impuesto de bienes inmuebles (IBI). En concreto, a las inspecciones que se realizarán este año para que abonen ese impuesto 400 nuevas unidades urbanas que hasta ahora no tributaron. A falta de actividad urbanística y a la vista de la crisis, el IBI será «el principal recurso con el que cuente el Ayuntamiento en la próxima década», según señalan en el plan de saneamiento las autoridades socialistas. Más: el equipo de gobierno se propone dar de alta en el padrón de basuras a contribuyentes que en la actualidad no tributan por la tasa de suministro de agua, por lo que no hay información personal o de residencia suficiente sobre ellos a la hora de emitir las facturas. Asimismo se realizará un exhaustivo examen de los expedientes urbanísticos para actualizar licencias de primer uso, ocupación y funcionamiento.

El Ayuntamiento realiza en el plan económico una previsión de ingresos y gastos hasta el año 2022, tal como ha exigido Economía y Hacienda para otorgar ayudas para el pago a proveedores. La intención de las autoridades llaniscas es mantener los gastos en torno a los 16 millones de euros al año y, a la vez, lograr que los ingresos vayan incrementándose, poco a poco, hasta los 19 millones al año.