Meré (Llanes),

Emilio G. CEA

El majestuoso espectáculo duró tan sólo unos segundos: el águila real que, tras haber ingerido un cebo envenenado fue encontrada moribunda el sábado en la localidad llanisca de La Malatería, recobró ayer la libertad en Meré.

Las numerosas personas amantes de la naturaleza presentes en el lugar se mostraban emocionadas de poder contemplar un acontecimiento poco habitual. Junto a ellos, personal de la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos del Principado y dos miembros de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos. En medio de un completo silencio, necesario para no estresar al animal, los responsables de la Consejería, junto con Ángel Tárano, apodado cariñosamente por estos como «el padre de la criatura» -él fue la persona que rescató al águila-, retiraron la manta que cubría la jaula. Acto seguido, en lo alto de la zona conocida como Texuca, en el Cuetu de Meré, retiraron la portilla metálica. Del interior de la jaula salió, con gran ímpetu, el imponente macho de águila real, dispuesto a volar de nuevo libre por los cielos del oriente asturiano.

A escasos metros, Ángel Tárano y Luis Bernardo -el veterinario que atendió a la rapaz- observaban atentamente. Era difícil discernir cuál de los dos se mostraba más feliz. El primero fue quien encontró el pasado martes, en la ería de La Roce, a la moribunda águila real rodeada por una bandada de más de sesenta cuervos que, de no ser por su intervención, la hubieran matado. Todo eran merecidos parabienes para Tárano. Su rápida intervención salvó a este ejemplar de especie protegida de la que hay censadas una treintena de parejas en Asturias. «Aún me respingo al recordar la imagen del águila cuando me acerqué a ella» dice. La rápida actuación de Ángel Tárano, quien avisó a su primo Roberto Tárano y éste, a su vez, a Mercedes Rodríguez, una estudiante de Veterinaria responsable de la empresa Amigos Salvajes afincada en Balmori, salvó al animal. Ángel Tárano no lo dudó ni un instante y con una chaqueta envolvió al ave, la colocó cuidadosamente en el maletero de su vehículo, abrió las ventanillas para que el águila real tuviese ventilación y se desplazó en compañía de Mercedes Rodríguez a Llanes. «Enhorabuena por tu actuación, ha sido de libro», le decían ayer varios responsables de la Consejería y dos miembros del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Estos últimos se desplazaron ayer por la mañana al lugar donde se encontró el águila para abrir una investigación sobre las causas del envenenamiento y tratar de localizar a los culpables. La proliferación de cebos envenenados, principalmente destinados a los lobos, es una práctica frecuente en la zona.

El veterinario Luis Bernardo ha repetido desde el martes mil veces la historia de la llegada del ave a su clínica Mundo Vivo, de Llanes. «La noche del martes no pegué ojo pensando en cómo estaría, pues su situación era crítica, ya que se hallaba en estado de sock y apenas se movía tras ingerir un anticolinérgico. Al llegar a primera hora de la mañana a la clínica y ver al águila en movimiento, di un grito de alegría, pues la situación en la que fue encontrada no era para ser optimista en cuanto a su evolución. Me parece mentira estar aquí soltando al águila tras ver el estado en que la encontramos. Es un día muy feliz para todos nosotros», aseguraba.

Una vez emprendido el vuelo, el águila real comenzó a dar vueltas en círculo sobre la Texuca. «Tiene muy pocas ganas de posarse, tras dos días enjaulada está soltando la musculatura de las alas», señalaba el veterinario del Centro de Recuperación de Animales Autóctonos de Infiesto, Álvaro Oleaga, quien se encargó del cuidado del ave desde el miércoles por la tarde. Al águila real se le ha colocado un radioemisor en una pata para tenerla controlada y poder actuar si recae. El aparato ha sido cedido por la Fundación Quebrantahuesos.

Poco después de que el águila recuperase su libertad, otro ejemplar apareció en el lugar, ante la incredulidad de los presentes. Quizá le daba la enhorabuena a su compañera por su milagrosa vuelta a la vida.