Llanes, Patricia MARTÍNEZ

«La oscuridad es un lienzo, decides lo que quieres que se vea, cómo quieres que se vea y puedes crear cosas, buscas la foto perfecta». Así define Alfredo Álvarez, «Frodo», el «Light Art Performance Photography» (LAPP), el arte de pintar con luz, un estilo iniciado por el alemán Jan Leonardo Woellert. La técnica sustituye la luz natural por linternas especiales y otros efectos -pero no retoque digital- y ha explosionado como vanguardia artística en todo el mundo.

Woellert es el pionero de este movimiento y ha pasado unos días capturando el paisaje nocturno de la costa llanisca, acompañado por su asistente, Gus Mercerat, y ambos invitados por Frodo a su casa en la localidad de Barro. Han estado en la playa de El Castiellu, en Pendueles; en La Franca, de Ribadedeva, y anteayer huyeron de la niebla en el interior de la cueva de El Cobijeru. La parada en el Oriente forma parte del tour de 2.000 kilómetros en tres semanas que realiza el artista por España y que concluirá con una conferencia en el primer congreso internacional de fotografía nocturna, en Madrid.

El alemán no se considera un fotógrafo, sino un artista, cuando afirma que trabaja «con toda la creatividad, cada día se hacen millones de fotos, pero con el "LAPP" todas son únicas y esto es maravilloso». No busca atardeceres tostados ni estudia la posición del sol, sino que espera a la noche cerrada para experimentar con sus linternas y crear una pieza única que vende a la friolera de 1.600 euros e incluso más.

Woellert llega «con la luz del día», ve «cuál es la perspectiva correcta», estudia la composición, mide la potencia de las linternas y «a veces» hace fotos. Entonces espera a que la noche se cierre e inicia una jornada que acabará con el amanecer y a menudo una sola foto válida para él. Con los encuadres en la cabeza, regresa a la escena armado con las luces artificiales y compone «estructuras, esculturas, quiero contar historias», explica el artista antes de añadir que, «la mayoría de las veces, si miras, entiendes lo que quiero decir».

Woellert ha visitado innumerables países, patrocinado por la marca de óptica «Led Lenser», y la costa llanisca le ha recordado ni más ni menos que a las islas que conoció en Tailandia. «Paisajes de grandes rocas, piedras muy bonitas, seguro que volveré», añade tras su paso por el Oriente. Frodo es un enamorado de la zona -«ya sabía lo que había aquí»- y ha sido su anfitrión durante estos días, que también ha aprovechado para tomar buena nota, pues él también practica «LAPP» en el grupo «Children of Darklight» (Niños de la luz oscura).

Al igual que en las cortes regias gustaban de tener cuadros del pintor de moda, los adinerados de hoy en día también compiten por colgar de sus paredes la última vanguardia.

Por eso Woellert ya ha firmado contratos con tres castillos cuyos dueños anhelan quedar inmortalizados en el gran lienzo de la oscuridad.

De izquierda a derecha, «Frodo», Jan Leonardo Woellert y Gus Mercerat, en el interior de El Cobijeru.