Ribadesella,

Patricia MARTÍNEZ

Un verano más, y van seis con éste, la playa de Arra, en Ribadesella, no será accesible al público. Un gran argayo remató en la primavera de 2007 el deterioro que las lluvias torrenciales y los golpes de mar del invierno anterior habían comenzado en la bajada. Como consecuencia, la escalinata que daba acceso al pedrero se derrumbó, se partió literamente en algunos tramos del final, y cortó el paso.

La playa de Arra está situada entre las localidades riosellanas de Collera y Meluerda y la autoridad competente en ella es la Demarcación de Costas. El departamento estatal tiene un proyecto para arreglar la bajada, pero no se ejecuta porque no hay dinero. La alcaldesa de Ribadesella, Charo Fernández Román, de Foro Asturias, explica que «el proyecto está ahí, pendiente de financiación para poder llevarlo a cabo». La regidora señala que para este verano no cuenta con que Costas habilite el acceso.

El plan para rehabilitar el acceso a Arra incluye una nueva escalera, pivotada sobre las rocas más firmes y resistentes y formada por dos tramos de materiales diferentes. La ejecución de este acceso ha sido una demanda reiterada por las diferentes corporaciones locales de Ribadesella desde que en 2007 quedara inhabilitado. En el anterior mandato gobernaba una coalición de PSOE e IU, que no llegó a ver el proyecto, pero sí la visita de técnicos de Costas poco después de que la escalera quedara derruida.

En noviembre de aquel mismo año 2007 ya se había concluido el informe geológico y a comienzos de 2009 Costas anunció que se habilitaría un acceso provisional. Aquella primavera, la propia Demarcación calificó estos planes de «inviables» porque no cumplían con los requisitos mínimos de seguridad. El proyecto que han realizado ahora está a la espera, como tantos otros en Ribadesella, de que el Gobierno central le conceda una asignación presupuestaria.

La obra en Arra no es sencilla, ya que el terreno por el que se accede tiene una fuerte pendiente y no es de materiales sólidos. El pedrero está formado por margas y calizas, que, además de ser muy blandas, están muy fragmentadas y plegadas, lo que las hace muy inestables y facilita los desprendimientos. El director científico del Museo del Jurásico de Asturias (Muja), José Carlos García-Ramos, precisa que esto sucede, «sobre todo, en períodos de lluvia, que son siempre más frecuentes en invierno. En verano existe también cierto riesgo, cada vez que hay lluvias abundantes o frecuentes». García-Ramos es partidario de recuperar el camino primitivo, «una senda para que la gente pueda bajar», y cree que «sería conveniente colocar un cartel al comienzo advirtiendo del riesgo de desprendimientos». A su juicio, «la recuperación del acceso tal como estaba antes de los derrumbes es una obra complicada, pues los desprendimientos seguirán produciéndose» por la gran inestabilidad del terreno. El geólogo cree que «se requeriría una inversión importante para una infraestructura cuya duración iba a ser muy limitada». La Demarcación de Costas tiene el poder de decisión sobre la zona y de ella depende elegir la solución que se aplique en Arra.

El arreglo del acceso es una obra muy demandada por los vecinos y el pedrero es un lugar muy apreciado por los pescadores. Aparte de su riqueza biológica, Arra es un tesoro geológico que, según explica García-Ramos, «constituye el límite oriental de los afloramientos del Jurásico, generando un cambio en la morfología del perfil del acantilado. Por una parte -de Arra hacia el oeste- hay pie de acantilado, por cuya base se puede caminar. A partir de aquí no es posible, porque este último está cortado en vertical».