Llanes, R. DÍAZ / E. G. CEA

Llanes es tierra de «picas». Más allá del lugar de nacimiento o residencia, ser llanisco implica, necesariamente, pertenecer a uno de los tres bandos locales: La Magdalena, San Roque o La Guía. Rivalidad sana, pero intensa, profunda. Afirman los historiadores que el Camino de Santiago y la mar tuvieron la culpa. La Ruta Jacobea, porque en el siglo XIII llevó hasta las tierras llaniscas la devoción por San Roque, el santo peregrino francés, y por La Magdalena, la mujer arrepentida que acompañó a Jesucristo hasta el final. Y la mar, porque, según cuenta la leyenda, en el siglo XVI unos pescadores llaniscos, sorprendidos por una ola gigantesca, se salvaron pese a que su lancha se rompió en mil pedazos. Sobrevivieron al agarrarse a lo que creyeron que era un madero. Una vez en tierra comprobaron que, en realidad, era una talla de la Virgen.

Los bandos llegarían mucho más tarde, en el siglo XIX. La historiadora Teresa del Campo, autora del libro «Usos y costumbres en las ceremonias de los bandos de Llanes», editado por «El Oriente de Asturias», defiende que los bandos surgen de las antiguas cofradías devocionales medievales. Un hecho que parece demostrado, por ejemplo, al observar cómo cada fiesta tenía su propio espacio urbano. Algo que aún ocurre hoy en día, y que todavía genera enfrentamientos cuando un bando considera que se ha invadido «su» territorio. Tampoco se aceptan «invasiones» temporales: julio es el mes de La Magdalena, agosto en de San Roque y septiembre el de La Guía. De aquellas cofradías de la Edad Media nacidas por la necesidad de los vecinos de agruparse y sentirse protegidos, surgieron ritos, usos y costumbres, algunos de los cuales aún se mantienen. Por ejemplo, las misas por los cofrades fallecidos.

Este año se celebra el 175.º aniversario de la creación de los bandos de La Magdalena y San Roque. El término «bando» se aplicó a las fiestas llaniscas, por lo tanto, en 1837. El porqué tiene que ver con disensiones entre los patronos de las capillas de ambos santos (familiares entre sí) y con la política. En 1837 hubo elecciones y los dos partidos participantes, liberales (exaltados) y conservadores (moderados) se autoproclamaron ganadores. Los exaltados celebraron su victoria el 22 de julio, día de Santa María Magdalena, y los moderados respondieron el 16 de agosto, día de San Roque. En aquella época de crisis, la política se apropió de las fiestas y, a la vez, incrementó la piquilla existente entre los devotos de una y otra celebración. Las fiestas llaniscas tardaron unos años en sacudirse el politiqueo, pero la rivalidad ya no disminuyó.

¿Y La Guía? El primer documento escrito en el que se recoge la celebración de esta fiesta data de 1632, aunque la solicitud para construir la ermita se remonta a 1515. Las fiestas de La Guía, tradicionalmente, se relacionaban con los marineros y, por extensión, con el pueblo llano (algunos estudiosos han afirmado que en tiempos La Magdalena fue la fiesta de la aristocracia y San Roque la de la burguesía). Pero la «pica», que muchos consideran indispensable para la continuidad de las fiestas, no ha impedido que en los últimos años La Magdalena, San Roque y La Guía se hayan presentado unidos al Premio «Pueblo Ejemplar de Asturias». Todo indica que este año lo harán de nuevo.

La crisis pasa de largo en el bando de la Magdalena. «Este año hemos aumentado el presupuesto en 6.000 euros para organizare los actos por el 175.º aniversario del bando», indica el presidente de La Magdalena, Manuel Mijares, quien recuerda quede pequeño llevaba las borlas del estandarte en la procesión. «Es el primer recuerdo que tengo. Mi familia es del bando de toda la vida y la tradición aumenta pues cada año somos más los miembros de la familia que salimos de casa vestimos de aldeanas y porruanos el día de la hoguera (21 de julio) y el día de la Magdalena (22 de julio)», subraya.

El presente del bando pasa, según Mijares, por «mantener lo que estamos realizando en los últimos años. Los ingresos llegan de las cuotas de los más de 400 socios (36 euros los adultos y 6 los niños), el mercado tradicional, la publicidad del libro del bando, la lotería de Navidad, el merchandising o las donaciones de comerciantes y empresarios». Ve el futuro con optimismo: «hay gente joven implicándose en las labores de organización en los últimos años», subraya Mijares. El rico repertorio musical y folclórico debe ser el punto sobre el que debe seguir girando el bando: «el mantenimiento de la tradición es algo intocable» sentencia Mijares.

«La Guía significa para mi recuerdos ligados a la infancia, sentimientos y una implicación total desde muy pequeño, cuando ayudaba a mi padre con la organización. La Guía lo es todo para mi», sentencia Oscar Torre, presidente del bando desde que hace 12 años, relevó a su padre, Pepe Torre, quien ostentó el cargo durante 25 años. Torre destaca el «altísimo el nivel y del prestigio» del que gozan las fiestas de La Guía, aunque reconoce que la actual coyuntura económica les afecta, pues han disminuido los ingresos.

La fiesta se sostiene gracias a las cuotas anuales de 40 euros que pagan los más de 800 socios, la venta de lotería, las donaciones de comerciantes y empresas, la publicidad, los sorteos y el merchandising. «La Guía existirá toda la vida por la sólida base que tiene, basada en un enorme fervor religioso. En 2016 la fiesta de la Guía cumplirá 500 años y seguro que continuará celebrándose otros tantos. Observo cada año que el fervor va en aumento. Se ve en la participación de la gente durante las procesiones», dice. Según Torre, el único problema de la fiesta en el futuro puede estar relacionado con su aspecto profano, pues en este apartado «dependemos exclusivamente del aspecto económico».

«Nací en Pancar, un pueblo muy ligado al bando y desde pequeño me inculcaron que tenía que ser de San Roque hasta los pelos» (expresión esta muy popular entre los simpatizantes del bando), indica Aníbal Purón, presidente del bando. Ve el futuro ligado inexorablemente al mantenimiento de las tradiciones y a la potenciación del folklore. «Este año el bando cumple 175 años de historia en los que hemos mantenido una rica tradición que no debemos perder», analiza.

En el horizonte, una duda: la nueva ubicación a los actos festivos del bando, organizados desde hace algunos años en La Bombilla, junto al palacio Duque de Estrada, cuyos propietarios pretenden rehabilitarlo. El bando se financia con las cuotas anuales que pagan los 700 socios del bando (unos 30 euros por persona), la venta de lotería de Navidad, los sorteos, la publicidad de los programas de mano , los productos de merchandising, las aportaciones de los comercios y empresarios locales y los puestos de venta que instalan durante las fiestas. Pese a la crisis, «no renunciamos a la calidad de todo lo que hacemos», señala Purón. Ve el futuro con optimismo: «las nuevas generaciones se identifican con el sentir del bando y la colaboración que prestan es buena».

Santa Ana es la «otra» fiesta de Llanes, la única que no se ha constituido en bando y, por ese motivo, «la única en la que participan juntos los seguidores de las demás celebraciones locales», según destaca Ángel Batalla, máximo responsable de la Cofradía de Pescadores de Llanes. Ese cargo le convierte también en la cabeza visible de las fiestas de Santa Ana, patrona de los marineros locales, cuyo día grande se celebra el 26 de julio, jornada en la que sobresale la procesión marítima con la imagen de la santa. «Anteriormente los marineros llaniscos estaban constituidos en gremio de mareantes y su patrón era San Nicolás. En 1936 paso a ser Cofradía, con Santa Ana como patrona», indicó Batalla.

La fiesta también tiene flor distintiva, la margarita, e himno: la «Marcha de Santa Ana», de Ramón Sobrino. Es la Cofradía la que organiza la fiesta. Ejemplo claro de que Santa Ana está al margen de las «picas» es que portan en procesión la imagen de la madre de la Virgen María «hijos de marineros que son seguidores de cualquiera de los bandos locales», indicó Batalla. Más aún: «los tres bandos colaboran para las fiestas de Santa Ana, porque en Llanes todos estamos vinculados con la mar», añadió el patrón mayor de la Cofradía de Llanes.