La riada de 1980, que tanto daño causó en la comarca oriental de Asturias, anegó la carretera que une Arenas de Cabrales y Poncebos, a la altura del embalse de esta última localidad. Y eso que entonces los vanos del puente Poncebos tenían unos siete metros hasta el fondo del río. Ahora el embalse está invadido por toneladas y toneladas de grava y rocas, por lo que su calado se sitúa, aproximadamente, en la mitad que hace treinta años. Todo ello significa, como bien ha denunciado el empresario Ramiro Campillo, que si se registrara una riada similar a la de 1980, las consecuencias serían mucho más graves, pues el agua podría subir más de un metro sobre el nivel de la carretera. Sería un desastre. Puede prevenirse: basta con sacar todo el depósito de grava y rocas del fondo del Cares y devolver el embalse a su estado inicial. Costará dinero, pero es necesario. Además, se supone que la Administración, cuando permite construir un embalse, exige a la empresa que acometa tareas de mantenimiento, ¿no?