Cangas de Onís,

J. M. CARBAJAL

Las peluqueras y peluqueros cangueses celebraron por todo lo alto el sábado la festividad de San Martín de Porres, patrón del gremio, con una amena cena de confraternidad. En el transcurso de la misma, se le tributó un sencillo homenaje a uno de los ilustres peluqueros de la vieja capital del Reino de Asturias: Manuel Durán Marchena, jubilado desde hace algunos años, a quien todo el mundo en esa localidad del Oriente conoce por su segundo apellido.

Marchena, tiene una historia bastante peculiar, ya que es oriundo de Dos Hermanas (Sevilla), pueblo en el que nació en el año 1932. Desde bien joven hizo sus pinitos en el sector de la peluquería, pues ya a finales de la década de los años 50 del siglo pasado trabajaba de oficial en la entonces peluquería «La Moderna», localizada en la ciudad de Sevilla, formando un equipo junto a otros nueve compañeros. En aquel establecimiento hispalense aprendió el oficio y, tiempo después, marcaría su futuro profesional.

Tuvo que ser allí, en Sevilla, donde el gracejo andaluz le propició un cambio radical en su vida. Todo empezó cuando en aquella peluquería, a finales de la década de los 50, un cliente dejó un ejemplar de LA NUEVA ESPAÑA, tras arreglarse el cabello. Marchena, que estaba libre de turno en ese momento, se dedicó a echarle una ojeada a la sección de anuncios por palabras y se quedó prendado en uno que solicitada un oficial de peluquería para La Felguera. Entre todos los compañeros decidieron enviar una carta al demandante interesándose por ese empleo.

Marchena, al que hicieron picar como un pardillo sus propios compañeros, quizás para gastarle una broma, era quien remitía la solicitud. No tardaron ni dos meses y recibieron contestación de La Felguera. Ante el cariz que estaban tomando las cosas, la excusa por carta que decidió transmitir el joven peluquero sevillano para no aceptar el empleo en La Felguera venía dada por la falta de dinero para desplazarse a Asturias. Sin embargo, poco tiempo más tarde volvió a recibir otra misiva de La Felguera conteniendo el dinero necesario para el viaje.

Ni corto ni perezoso, Marchena decidió embarcarse en esa aventura y nada más arribar a La Felguera comenzó a trabajar en la peluquería «Paulino», la misma que había puesto el anuncio en LNE. Años después, se casó con la hermana del dueño, María Cavielles Torres, con la que tiene dos hijos: Marco Antonio (1960, La Felguera) y Carlos (1964, Vega de Poja-Siero), además de tres nietos -Óscar, Carlinos y Alejandro-. Tras la Felguera, su siguiente paso profesional le llevó a Pola de Siero, a la peluquería «Angel», a principios de los años 60.

Después, corriendo el año 1966, Marchena y su familia se establecieron en la ciudad de Cangas de Onís, concretamente en la calle Ángel Tárano, en la que regentó hasta su jubilación la peluquería que lleva el apellido Marchena, en la que ejercen en la actualidad su hijo Carlos y uno de sus nietos Carlinos Durán Martínez, éste de 30 años de edad. Por su parte, el primogénito Marco Antonio Duran Cavielles tiene su propia peluquería de caballeros en Oviedo.

«¿El porqué de Marchena? Quedé huérfano de padre a los 9 años y a mi tío Manuel Marchena Rueda, que fue un padre para mí, y era hermano de mi madre, Ana, todos le conocían en el pueblo de Dos Hermanas por su primer apellido. De ahí que la gente me llamase también Marchena y con ese nombre me quedé», explica el veterano peluquero.