Arriondas (Parres),

Patricia MARTÍNEZ

Un foco infeccioso de tuberculosis bovina ha obligado a sacrificar 130 animales de seis ganaderías de Parres durante la campaña de saneamiento de este año. Son datos que la directora general de Ganadería, Rosa Urdiales, puso ayer sobre la mesa en una reunión con ganaderos del concejo en la que se habló de la enfermedad y de cuáles serán los próximos pasos que dé el Principado.

Urdiales matizó que «no todos los animales que se sacrificaron dieron positivo en tuberculosis», ya que en algunos casos se hizo un «vacío sanitario» con limpieza y desinfección y se mataron reses que convivían con las infectadas. El área de influencia de la bacteria que se ha tomado en el concejo comprende, entre otras, las zonas de Pandiello, Fíos, Cofiño, Güexes, Nevares y las localidades piloñesas de Robléu y Cerecea.

A lo largo de la próxima semana se repetirá la prueba de la tuberculosis para «investigar qué es lo que hay y actuar para que dé tiempo a recuperar la carta verde antes del verano», explicó Fernanda Fernández, responsable de las campañas de saneamiento en el Principado.

Si los resultados indican que la infección está controlada, el protocolo se aplicará sólo a las seis explotaciones que han dado positivo. Si observan que se trata de un problema «serio» tomarán medidas adicionales para «intentar limpiar lo más posible y que podamos llegar a la primavera y el verano con la zona limpia», añadió Fernández.

La tuberculosis bovina es una enfermedad infecto-contagiosa que se transmite de una vaca infectada a una que no lo está por vía respiratoria y que tarda bastante en desarrollarse. Se detecta por medio de una prueba llamada «tuberculina» que en ocasiones da falsos positivos, lo que no sucede en el caso parragués.

«Aquí hay cultivos positivos y lesiones en los animales», indicó la responsable de saneamiento. Los animales que dan positivo se matan y posteriormente se toman muestras para comprobar si la bacteria causó daños en su organismo.

La enfermedad puede proceder de varios puntos, pero uno localizado es una ganadería de Parres en la que el Principado tuvo que entrar con agentes de la Guardia Civil para sacar las vacas y sacrificarlas. Los ganaderos también apuntaron a la posibilidad de que los animales salvajes que cohabitan con las reses las contagien y se quejaron por el excesivo celo que pone la Administración en el control de sus vacas frente a esas otras especies. En este sentido, Fernández indicó que los animales salvajes son «sufridores» de la enfermedad, ya que se contagian por las vacas. También apuntó que el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) está tomando muestras en tejones y sacrificándolos sin dan positivo. Pero los ganaderos insistieron, además, en animales como los corzos o los gamos.

También se quejaron por la tardanza del saneamiento -que mantiene a las explotaciones inmovilizadas- y de las indemnizaciones. Denunciaron que los seguros, a su vez, vinculan sus pagos a los de la Administración y esta situación es ruinosa para la economía ganadera. Urdiales se comprometió a subsanar ambas cuestiones.