San Juan (Ponga), R. DÍAZ

El queso de los Beyos se unió ayer al selecto grupo de productos asturianos con indicación geográfica protegida (IGP), un distintivo de respaldado por la Unión Europea que avala su calidad. Esta variedad quesera, que se elabora en los municipios asturianos de Amieva y Ponga y en el leonés de Sajambre entrar de esta manera en una lista en la que ya estaban la ternera asturiana, el chosco de Tineo y el vino de la Tierra de Cangas. El reconocimiento supone, además, un primer paso hacia una posible consecución de la denominación de origen protegida (DOP), escalón superior en cuanto a la calidad diferenciada de un producto.

En los Picos de Europa hay cuatro quesos con DOP, los asturianos de Cabrales y Gamonéu y los cántabros Quesucos de Liébana y Picón-Bejes-Tresviso, y ya había uno con IGP, el leonés de Valdeón.

El «Diario Oficial de la Unión Europea» publicó el reglamento sobre la protección de la IGP Queso Los Beyos, ideada para todos aquellos quesos elaborados en Sajambre, Amieva y Ponga con leche de vaca, de oveja o de cabra, cruda o pasterizada, sin mezclar, de coagulación láctica, madurados durante un período mínimo de 20 días, o de 60 en el caso de que se elaboren con leche cruda. La ratificación de esta marca de calidad por parte de la Unión Europea cierra el ciclo iniciado con la solicitud planteada en 2009 por la Consejería de Medio Rural del Principado. La decisión favorable a este sello se recogió en el «Boletín Oficial del Estado» (BOE) en febrero de 2010 y ha recibido ahora el respaldo europeo. No obstante, desde la fecha de publicación en el BOE ya se podía comercializar el queso con una contraetiqueta que lo distingue y que acredita su calidad como IGP.

Bruselas destaca el carácter específico de este queso por su aspecto externo, completamente diferente a todas las variedades queseras elaboradas en el entorno de la zona limitada, característico por sus pequeñas dimensiones (altura de 6 a 9 centímetros y diámetro de 9 a 10 centímetros) y con un peso de 250 a 500 gramos. Su tamaño permite un secado más rápido y su textura y aspecto le confieren especificidad.

El prestigio de esta variedad quesera ha quedado demostrado a lo largo de la historia, según señaló el Gobierno del Principado, «a través de los diferentes escritos, de la voz popular y de la práctica artesanal que se ha ido transmitiendo de generación en generación y que hoy se mantiene, con las diferencias lógicas propiciadas por los avances tecnológicos y las adaptaciones a los actuales criterios higiénicos y sanitarios».