Ribadesella,

Patricia MARTÍNEZ

«Ni héroe ni villano». Así describe Fernando Martínez al Bernabé que Pablo Casanueva concibió para la película homónima que están rodando en el concejo de Ribadesella. Ambos son riosellanos y Martínez interpreta al fugado llanisco que, a pesar de haber desaparecido en 1952, sigue presente en muchas conversaciones de ciertas generaciones en la comarca.

Casanueva tiene 17 años y dio con el espectro de Bernabé Ruenes mientras grababa el documental «Xente», a través de varios de sus entrevistados. «Cogí los testimonios que más me gustaban, los hilé y salió el guión», describe el joven realizador. La película tiene partes de ficción, «conversaciones entre fugaos o un atraco a un chigre», pero todas basadas en testimonios de personas que conocieron u oyeron hablar de Bernabé.

Ruenes no era un fugado político, sino que acabó viviendo como ellos porque una trifulca en el servicio militar le condenó primero a cadena perpetua y luego a 30 años de cárcel. Para evadir la prisión se echó al monte, en 1946, y allí comenzó su leyenda. El recuerdo del bandolero y, sobre todo, de los atracos y asesinatos que cometió en su etapa de fugado aún están muy frescos en el oriente. Por eso las situaciones son todas «impersonales» y con nombres inventados.

En unos diez días de rodaje tienen algo más de la mitad del guión y media hora de cinta grabados, aunque a Casanueva no le preocupa el tiempo. Hasta los 60 minutos habrá hecho un mediometraje y a partir de esta duración un largometraje pero, sea como sea, será en lengua asturiana. «La historia sucedió en asturiano, lengua en la que hablan los actores, todos amigos míos», señala el joven cineasta. La elección es, para Casanueva, «una manera más de defender la llingua, que se vean cosas en asturiano».

La suya será una película alternativa no sólo por el idioma, también por el presupuesto y los medios con que cuenta. Rueda con su cámara de fotos, un micro externo y una grabadora y en su estilo priman «la fotografía y el plano fijo». Sus padres se ocupan del vestuario y la ambientación de los escenarios, «si hace falta un chigre, una cocina, la habitación de Bernabé», y cuenta con muchísima colaboración de asociaciones y particulares que le ceden ropa de la época, su casa o su tiempo.

A Martínez, uno de los pocos que tiene experiencia como actor, le gusta el personaje, acerca del que reflexiona: «Tenía su sitio y todo se quebró de golpe por una tontería». La pista de Bernabé Ruenes se pierde en 1952, «unos dicen que lo mataron, otros que marchó a Venezuela», apunta Casanueva antes de desvelar que, en su película, el final queda abierto.