La muerte de «Leoncia», uno de los dos primeros ejemplares de quebrantahuesos llegados a los Picos de Europa, en 2010, nada tuvo que ver con un envenenamiento. Ésa, al menos, es la tesis oficial: el animal murió por causas naturales. Claro que no han faltado grupos ecologistas que hayan mostrado sus sospechas porque, en realidad, «Leoncia» hubiera muerto intoxicada o envenenada. ¿Por qué ocultarlo? Porque entonces quedaría en el aire la continuidad del proyecto de reintroducción del quebrantahuesos, dado que esta especie desapareció de los Picos de Europa en el siglo pasado, precisamente, por la persecución humana y los envenenamientos. Y es que los ecologistas asturianos mantienen que se ocultan casos de envenenamiento a los ciudadanos.

En la actualidad dos quebrantahuesos habitan en el parque nacional de los Picos de Europa y su zona de influencia. Son «Deva» y «Atilano». La hembra fue soltada en el parque nacional a la vez que «Leoncia, pero corrió mejor suerte y en las últimas semanas se la ha visto en la zona cántabra del parque nacional.

«Atilano» llegó a los Picos de Europa en julio del año pasado. Permaneció un tiempo dentro de un nido artificial en el concejo de Onís y después fue liberado. En las últimas semanas se le ha visto por la zona del río Cares.

«Deva» y «Atilano» son la última esperanza para que la especie vuelva a sobrevolar los Picos de Europa. El proyecto de reintroducción del quebrantahuesos, con ejemplares procedentes del Pirineo aragonés, prevé la suelta de cuarenta ejemplares en los próximos diez años. Ésa al menos es la idea del máximo responsable del proyecto, Gerardo Báguena, quien ayer no respondió a las llamadas de este periódico, al parecer por hallarse indispuesto.

El quebrantahuesos habitó en los Picos de Europa hasta mediados del siglo XX, cuando se extinguió, según los expertos, a causa de la presión humana y el uso incontrolado de venenos.

El quebrantahuesos es un ave de la familia de los buitres, que recibe su nombre por su costumbre de remontar huesos hasta grandes alturas para soltarlos y que se partan contra las rocas para así ingerirlos.