«Ilusionante» fue el adjetivo elegido ayer por el director general de Pesca Marítima, Alberto Vizcaíno, para calificar el proyecto empresarial para criar el cautividad pulpo de pedreru que impulsa en la playa de Cuevas del Mar, en Nueva de Llanes, la empresa Pulpu Pedreru. Un proyecto pionero en España, ya que nunca hasta ahora la iniciativa privada había explorado los caminos de la investigación y la experimentación con esta especie, muy difícil de criar en cautividad. El objetivo inicial es producir este año 40 toneladas de pulpo, pero cuando la planta esté a pleno rendimiento podría llegar a producir hasta 160 toneladas. En la actualidad trabajan en las instalaciones tres personas, pero la plantilla podría aumentar en los próximos meses hasta los ocho o los diez empleados.

«El rincón del pulpo» es el nombre comercial elegido para la planta de engorde, situada en unas instalaciones construidas hace casi tres décadas, sobre unos terrenos comunales y con participación pública, en las que previamente fracasaron intentos similares con especies como el rodaballo. «El rincón del pulpo» nace, además, con la idea de mostrarse al público, mediante visitas guiadas y degustación de esa especie y de otras especialidades de la zona, como el queso de Pría.

El objetivo inicial de Pulpu Pedreru es completar el ciclo larvario de la especie. De momento la empresa ha adquirido un centenar de pulpos, capturados por el barco que capitanea el llanisco Javier Ardines. El primer paso, tras la adecuación de unas instalaciones en desuso desde hace quince años, fue separar a los ejemplares por sexo y tamaño. Los animales de engorde se alimentarán en Cuevas del Mar con ejemplares de las mismas especies que comerían en el mar. También el agua es la misma, ya que los 107 tanques de 25 metros cuadrados, cada uno, reciben el líquido desde el Cantábrico, a través de un túnel de 250 metros horadado en la roca por un equipo de mineros en los años ochenta del pasado siglo.

El porqué del pulpo como protagonista de esta aventura empresarial, que suma ya 40.000 euros de inversión, tiene que ver con las características de la especie, la demanda que existe en todo el mundo y su escasez. El gerente de Pulpu Pedreru, Chema Fernández, destacó que tiene una tasa de crecimiento muy alta: en cuatro o cinco meses un ejemplar alcanza los cuatro kilos, lo que abarata los costes de producción y aumenta la rentabilidad. Las instalaciones, que ocupan 10.000 metros cuadrados de terreno, tienen capacidad para albergar 16.000 cefalópodos. De momento, las primeras hembras adquiridas han puesto huevos, que eclosionarán en un mes, aproximadamente. En sólo dos meses se han contabilizado entre cuatro y cinco millones de prelarvas. Habrá que comprobar en las próximas semanas qué porcentaje de ellas sale adelante -habitualmente es muy bajo-.

Los principales clientes de Pulpu Pedreru son restaurantes y hoteles, pero ya ha habido contactos con la Cámara de Comercio de Japón, con vistas a futuras exportaciones.

En la planta se envasa pulpo cocido al vacío y se vende en vivo. En el futuro habrá más que pulpos en Cuevas del Mar: se impulsará un proyecto para el cultivo y engorde del muil, especie que Fernández considera «el pollo del mar», así como otro para estudiar la mezcla de piensos con microalgas para el engorde de peces.