Licenciado en Educación Física y premio «Pico Peñamellera»

Mauro Blanco Maza nació el 2 de mayo de 1951 en Santander y hasta los 22 años vivió en Argoños. Tras licenciarse en Educación Física se trasladó a Asturias, dónde lleva 40 años trabajando y viviendo. ahora en Oviedo. Gran campeón del pasabolo losa, sus compromisos laborales y familiares le obligaron a minimizar la práctica deportiva, en favor de una vinculación mayor con los bolos a través de otros campos como la investigación, la docencia o la elaboración de artículos. Este sábado recogerá en Panes el premio Pico Peñamellera en reconocimiento a sus aportaciones al mundo del deporte autóctono.

-¿Qué significa este premio?

-Significa por una parte la obligación de un mayor grado de compromiso con los bolos y por otro lado una enorme satisfacción por el reconocimiento que supone.

-Ha sido varias veces jurado de los premios. ¿Se veía alguna vez como premiado?

-No sé si soy merecedor del premio, si he hecho mucho o poco... Pero hay varias razones para estar más que contento con la distinción. Se trata de un reconocimiento a un cántabro en Asturias, que supone poner mi nombre junto a muchos ilustres y lo que más me reconforta es que el principal motivo que se reconoce es mi defensa a ultranza del carácter lúdico y patrimonial del juego.

-¿Cree que los bolos han perdido su esencia?

-Sin duda. Se ha perdido aquella frase de «arriba los gananciosos» con la que se anunciaba el pago de una invitación por parte de los derrotados. Sigue habiendo muchos jugadores, pero se han perdido muchos practicantes de los que se jugaban el pago de la merienda para pasar un buen rato.

-¿Cómo considera que podría subsanarse ese déficit?

-Empieza por que quién tiene la responsabilidad de dar importancia a las cosas tiene que dárselas. Con esto me refiero a que es inadmisible que en el artículo 69 se dediquen siete apartados a definir lo que es patrimonio asturiano y en esos siete apartados no aparezca la palabra bolos. Me parece que los tiros deberían ir por iniciativas como la práctica de los bolos en los colegios o poner una bolera en la playa de San Lorenzo como el otro día.

-Entiendo que es de los que piensa que los bolos además de deporte son cultura.

-Yo me pregunto, ¿es la tonada lo mismo que el rock and roll? Pues lo mismo ocurre con los bolos respecto a al resto de deportes. Ahora bien, si se invierte el dinero en restaurar una pintura aparecida en Grandas de Salime, que me parece muy bien, ¿por qué no se emplea también en otras señas de identidad de la etnografía, la cultura y la tradición asturiana como son los bolos?

-¿Goza el deporte autóctono de buena salud?

-En general la salud de los bolos es buena. Si bajamos a la concreción la historia es otra. Había más practicantes aficionados hace 40 años que ahora. El número de jugadores ha aumentado a la vez que ha disminuido el de aficionados. Esto sin tener en cuenta las categorías menores no se subsanará.

-Usted llegó a recorrer 12.000 kilómetros al año para competir. ¿Volverá algún día a hacerlo?

-No. Eran otros tiempos. Cuando me llegue la jubilación seguramente saque más tiempo para jugar unos partidos con los amigos, pero por cuestiones de edad no creo que vuelva a competir ni mucho menos al nivel que en su día me llevó a ganar tres torneos regionales individuales y otros tantos por parejas.