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PARRES, PUEBLO A PUEBLO

Cofiñu, vecinos agobiados por las obras

Los lugareños se quejan de las molestias que generan los trabajos para construir un complejo hotelero en medio del pueblo

Por la izquierda, José Antonio Corteguera, Fernández, González y Lozano. P.m.

Creen que su pueblo es "la perla del Oriente", pero lamentan que si un visitante pone un pie ahora mismo allí, se encontrará caminos cortados y otros en mal estado, así como suciedad y grietas en algunas casas, entre otros problemas. Es el panorama que la construcción de un complejo hotelero está dejando en Cofiñu y a los vecinos de la localidad parraguesa les gustaría que los responsables los tuvieran más en cuenta. El "resort" se levanta en lo que era el palacio de Cofiñu, del siglo XVII, que hace poco más de veinte años se rehabilitó para alojar un hotel. El edificio histórico está cercado por un torreón y amurallado, y cuando las palas se retiren formará parte de un complejo que pretende recrear un pueblo asturiano.

Una obra de estas dimensiones implica ciertas molestias, pero los vecinos piden que al menos cumplan lo establecido. "Los viernes tienen que dedicarse a limpiar y lo hacen uno de cada cuatro", expone Fernando Lozano, el alcalde pedáneo. Si llueve, tienen barro; y, si no, polvo que entra en las casas próximas, como la de Orfelina González, quien no puede abrir puertas ni ventanas. Su hija, Rosa Fernández, explica: "No señalizan cuándo están la pala o los camiones en el camino y te hacen salir marcha atrás"; otro inconveniente de esta obra.

Por no mencionar las casas con la infraestructura "tocada", con "grietas estructurales" que pueden desembocar en "movimientos de cimientos" o algo peor. Los vecinos creen que los promotores se responsabilizarán de estos daños, pero reclamándolos por vía judicial, con el gasto que conlleva esta opción. Algunos caminos fueron asfaltados hace año y medio y las enormes y pesadas cargas que transportan para construir el complejo los están deteriorando. El Ayuntamiento colocó una señal que establece un máximo de quince toneladas, pero en Cofiñu creen que los camiones llevan más peso.

Los lugareños saben que de la inversión de cinco millones de euros que anunciaron, los promotores tienen que pagar al Consistorio parragués un cuatro por ciento -240.000 euros- y reclaman que una parte revierta en mejoras en el pueblo. Además, se preguntan si el Ayuntamiento "cobró fianza por esta obra", pues algunos se temen lo peor en la reposición de los daños por parte de la empresa.

En Cofiñu hay otro estropicio que preocupa a los vecinos: la "panda", el altar exterior de piedra que un vehículo derribó el pasado otoño y que ahora yace hecha añicos en la carretera. Sobre ella llevan exponiendo el Santísimo en las fiestas de San Miguel desde hace más de cien años, pues lleva allí "toda la vida; la gente que murió con noventa y muchos años ya contaba que estaba allí", relata Orfelina González.

Los vecinos avisaron al Ayuntamiento, pero la "panda" continúa tirada en el suelo seis meses después y temen que llegue otra vez San Miguel, el próximo 29 de septiembre, y no puedan continuar con la tradición centenaria. Celebran los festejos por todo lo alto con misa, ramu y discoteca móvil en el campu de la iglesia, construida en el siglo XVIII y de estilo barroco popular. El templo tiene remodelaciones posteriores y destacan las piezas románicas, del siglo XII, pertenecientes a la primitiva edificación medieval, cuyos elementos decorativos la relacionan con los mejores talleres de la región. En Cofiñu son unos 65 vecinos que viven en unas veinte casas habitadas todo el año, un número que se "duplica o triplica" durante el verano y períodos vacacionales con familias de ciudades asturianas y, sobre todo, de Madrid. La mayor parte de los habitantes de todo el año son jubilados del campo, de las huertas que cultivaron y del ganado que criaron en el Sueve. El pueblo se inserta en la ladera parraguesa de esta sierra y es una excelente atalaya para divisar los Picos de Europa. Desde Cofiñu se ven, además, los concejos de Nava, Piloña, Parres, Ponga, Amieva, Cangas de Onís y Ribadesella, enumera su alcalde pedáneo. A seis kilómetros de Arriondas, muchos están agradecidos a la Subida al Fitu, pues la prueba internacional de rally de montaña facilita que la carretera AS-260, que usan para ir a la capital del concejo, se repare con relativa frecuencia.

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