La asociación de discapacitados intelectuales y paralíticos cerebrales "Emburria" de Cangas de Onís se ha convertido en "cofrade del año" por decisión de la Cofradía de la Pinza de la calle San Pelayo, que ha querido premiar a esta institución que persigue la integración de la gente con discapacidad. "Son reconocimientos que vienen de la calle, de los vecinos... Esto es lo máximo", manifestó José Luis Mosquera, presidente del colectivo, tras recibir el preceptivo diploma conmemorativo de manos de Celso Fernández Sangrador -Celsín, el de la Sifonería- y Josefina García, de la comisión organizadora de la Fiesta de la Pinza, la cual congregó en torno a 700 personas la tarde noche del jueves en San Pelayo.

La Cofradía de la Pinza había acordado, por unanimidad, conceder el galardón de la presente edición a "Emburria", fundada hace doce años y que cuenta actualmente con una treintena de usuarios y con más de trescientos socios-colaboradores, tanto del propio concejo cangués como de otros municipios del Oriente, por "su gran labor y por tou que nos dan a los de Cangues", comentó Fernández Sangrador.

Como ya viene siendo tradición, el vecindario de la emblemática calle San Pelayo invitó a merendar a todos cuantos se acercaron a disfrutar de la veraniega tarde-noche. Con ese gracejo especial que le caracteriza, Celsín el de la Sifonería, controló la situación: "Por favor, no empecéis a comer los pinchos de les meses hasta que acabe el acto de la Pinza".

Entre tanto, los más peques se encargaron de decorar la decoración de las pinzas, símbolo de la singular fiesta de la canguesa calle San Pelayo. Por otro lado, la Agrupación Folclórica Picos de Europa, liderada por Javier Torroba, deleitó al público con una amplia variedad de bailes. Y, para rematar, hubo música, a cargo de Fernando, hasta pasada la medianoche.