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Llerandi, el ocaso del sector primario

La localidad parraguesa pasó de tener más de treinta ganaderos hace medio siglo a un único profesional en la actualidad

Mercedes Osorio y Francisco Blanco, en Llerandi. P. M.

En las décadas de los cincuenta y los sesenta del siglo pasado los ganaderos superaban la treintena en la localidad parraguesa de Llerandi. Hoy sólo queda Francisco Blanco Granda, que, con 113 vacas de carne, representa a un sector en claro declive en la zona. Sin embargo, y por motivos diferentes, a medida que el campo se iba agotando en la zona las mejoras en la calidad de vida de los vecinos mejoraban.

"A finales de los ochenta y principios de los noventa, para salir de casa casi había que poner katiuskas", rememora Blanco Granda, quien ha sido el alcalde pedáneo de la localidad hasta hace algunos meses. Destaca que en estas dos décadas "se hicieron muchas cosas", empezando por "el acceso rodado al cementerio, la primera obra que se hizo". Hoy todas las viviendas -salvo una que se está rehabilitando- tienen acceso rodado y "se abrieron pistas como la que une el barrio de La Roñada con el Cantu Yaxe, y la del cruce de Llerandi a Busnéu", enumera el ganadero. Tienen alumbrado público, una traída de agua nueva, el alcantarillado y dos marquesinas, aunque en la actualidad no hay ningún niño que las utilice, pues la última en nacer fue la hija del exalcalde pedáneo y tiene 23 años.

Llerandi disfruta de unas vistas excepcionales a la Cuesta de Carúa, Priaes y Llames de Parres al fondo, y ahora necesita "mantener lo que hay", afirma Francisco Blanco. Una infraestructura que clama por un buen mantenimiento es la carretera PR-4, que une Ozanes con Llerandi y que se reformó hace una década. Sin embargo, "no tiene más mantenimiento que una vez al año y, si la cuidaran un poco, había carretera para años y años", explica el vecino. Los bordes del vial están sin segar y al pisar el firme en algunos sitios necesita reparaciones, como un muro en la parte de abajo del pueblo, junto a la iglesia. Con todo, los mayores problemas se presentan en épocas de lluvia y caída de la hoja de los árboles, cuando se juntan las avenidas de agua con los montones que arrastra el agua y deterioran una carretera que acaba en Llerandi.

También necesitan limpieza y mantenimiento, a juicio de Francisco Blanco, las rutas de El Bosque-Cea y Cetín y la ruta de La Mota-Cetín, que tienen "mucha aceptación" por parte de los senderistas. "Están un poco abandonadas, necesitan señalización y limpieza", apunta el ganadero. El sector del turismo es uno de los que ha ocupado algo del terreno que dejó el primario y en Llerandi hay, desde hace algo más de cuatro años, tres apartamentos turísticos que Mercedes Osorio Fuentes y su marido pusieron en marcha tras venir de Mallorca.

"Estamos encantados", asegura Osorio, quien, además, trabaja en el Hospital del Oriente, en Arriondas. La villa les queda a unos quince minutos -diez kilómetros- que recorren por la PR-4, aunque para algunos vecinos sería más cómodo hacerlo por el prometido enlace con Priaes. "Facilitaría a los barrios de abajo salir a la general en un momento", explica Francisco Blanco. Esta obra -que ya les prometió Sergio Marqués cuando fue presidente del Principado- era especialmente útil en las épocas en las que las nevadas en Llerandi eran fuertes, cuando su carretera podía quedar quince días cortada.

Los vecinos de Llerandi celebrarán su fiesta, de San Cosme y San Damián, el próximo mes de septiembre y lo harán como se merece, con misa, comida campestre y romería.

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