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Parres pueblo a pueblo

Los caseros de la vega del Sella

El núcleo nació al calor del monasterio de Villanueva y, pese a estar junto al río, algunos de sus vecinos tienen escasez de agua en verano

Ramón Díaz y su amigo José María García, en Vega de los Caseros de Arriba. P. M.

En la Vega de los Caseros de Arriba alcanzan a divisar el río Sella, pero hay casas que pasaron todo el mes de agosto "con un hilín de nada de agua". Así lo describen vecinos como Amparo López, quien explica que hace dos años que les renovaron la traída, lo que no solucionó un problema que ya venía de antes. El nuevo abastecimiento "falla bastante" en el suministro a las últimas casas, las situadas en un terreno más elevado.

Antes, cuando les llegaba el agua de un manantial con una traída hecha por el pueblo, ya tenían problemas de escasez en verano. Ahora se surten de otro que está "un poco más alejado", explica la vecina antes de apuntar que el año pasado, cuando estrenaron la obra, no hubo dificultades. Pero este sí, se han agravado a partir del verano y los habitantes de esta zona se encuentran con que el agua "sale revuelta o no hay". López ya lo ha comunicado al Ayuntamiento y espera que otros vecinos hagan lo propio para que les den una solución cuanto antes.

Esta localidad de 55 habitantes toma su nombre, como apunta el cronista oficial del concejo de Parres, Francisco Rozada, "de los caseros del monasterio de Villanueva". Explica, además, que "fray Martín de Limia, procedente de Silos, llega a San Pedro de Villanueva en 1797 y levanta una casería en el lugar llamado de 'Las Tres Cruces', después sólo 'Las Cruces', lo que le costó un pleito con los vecinos de Arenas y Sobrepiedra". Contrató a varios vecinos de la Vega de los Caseros, Ozanes, Arobes, Bada y Vallobil tanto para esta obra como para adecuar los prados donde ordenó hacer plantaciones de manzanos, muchas de ellas en el sitio llamado "El Cueto", explica el cronista. Además, casi todos los varones del pueblo participaron en la construcción del "efímero puente de madera sobre el Sella", en El Brezo. La Vega de los Caseros depende administrativamente del Ayuntamiento de Parres pero por cercanía y otros factores, como los religiosos, mantiene una mayor relación con la villa de Cangas de Onís. No en vano, la localidad pertenece a la parroquia de Villanueva y algunos vecinos, como es el caso de Ramón Díaz, desarrollaron su profesión también en Cangas. Díaz regentó allí una tienda y una cafetería y en los últimos años trabajó en un taller de carpintería en la propia Vega, en el que ya no faena pero que aún mantiene.

Vive en la parte de arriba, aunque sin problemas con el agua, y fue durante mucho tiempo el alcalde pedáneo del pueblo. En su opinión, lo que necesita es "asfaltar todas las calles, que están abandonadas, y hacer algunas cunetas mayores, que quedaron en venir y no lo hicieron", añade el vecino.

El pueblo ha sufrido la evolución de la población de muchas otras zonas rurales. Si en 1986 eran 80 habitantes, diez años después menguaron a 57 y en la actualidad hay dos menos. López explica, en este sentido, que "antes había más gente en las casas", aunque se han construido algunos chalés nuevos en la zona de El Regazal. La Vega de los Caseros tiene un cierto flujo de turistas, pues cuenta con apartamentos rurales, un albergue y un hotel. A 2,6 kilómetros de Cangas de Onís y 5,2 de Arriondas, la localidad está muy bien situada, pero "no tiene la vitalidad de otros pueblos, a pesar de esta buena situación", lamenta Amparo López al tiempo que añade que entre los vecinos no hay ni gente joven ni niños.

Pese a que no se conocen los detalles, el equipo de gobierno de Parres, del PSOE, ha señalado en alguna ocasión al núcleo de La Vega de los Caseros como una de las zonas rurales susceptibles de crecer en el urbanismo diseñado por el próximo Plan General de Ordenación del concejo.

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