Miedo e inseguridad. Eso es lo que sienten los comerciantes de Arriondas ante la oleada de robos sufridos por los negocios de la calle principal desde el inicio del verano. En total se trata de una media docena de asaltos nocturnos en los que los delincuentes usan el mismo modus operandi y se aprovechan de la escasa vigilancia para llevarse su botín.

El más reciente de estos hechos tuvo lugar esta semana, cuando los ladrones entraron en torno a las cuatro de la mañana en el estanco del centro de la villa y se llevaron el dinero suelto que había en la caja para el cambio y todo el tabaco que pudieron apañar antes de escapar sin dejar rastro.

Este robo fue idéntico al sufrido por el mismo establecimiento en el mes de octubre. En aquella ocasión, un testigo que se encontraba trabajando por la noche se encontró a los ladrones, pero tuvo que escapar después de que estos le amenazasen con una barra de hierro y le dijeran que conocían su lugar de residencia.

También fue víctima de un delito similar una tienda de telefonía situada en la misma calle, pero en esta ocasión en el mes de agosto. Entonces, los cacos entraron y se llevaron todos los teléfonos móviles expuestos en el escaparate tras acceder al local destruyendo la puerta, como ocurrió también en los dos robos realizados en el estanco.

A estos capítulos hay que sumar otros dos intentos de robo en locales hosteleros de la zona que, en este caso, no llegaron a perpetrarse ante la imposibilidad de los ladrones de acceder al local, debido a las medidas de seguridad de las puertas de ambos establecimientos.

De todos modos, el colectivo de comerciantes considera que ya es hora de investigar a fondo todos estos hechos y tomar medidas para que los propietarios de los negocios de Arriondas puedan dormir tranquilos. "Algo habrá que hacer para terminar con la impunidad de los delincuentes", declara la presidenta del colectivo de comercio local, Nieves Martínez.

La propia asociación trasladó ayer su petición al alcalde de Parres, el socialista Marcos Gutiérrez, el cual aseguró haber solicitado ya en varias ocasiones a la Delegación de Gobierno el refuerzo de la seguridad en la zona con propuestas como la de establecer una patrulla fija de la Guardia Civil. De momento, esa petición no ha recibido ninguna respuesta afirmativa.

Del mismo modo, los titulares de los negocios y comercios les comunicaron que sospechan de la existencia de un red organizada que cuenta con gente en el propio pueblo que se encarga de avisar a los ladrones cuando el nivel de vigilancia es reducido. "Resulta cuanto menos curioso que todos los delitos o intentos cometidos en todo este tiempo coincidieron en los días en los que no había patrulla ni de la Guardia Civil y de la Policía Local", sostienen los comerciantes, que creen que la ubicación de las oficinas de ambos cuerpos permite conocer con facilidad si están operativos. "Creemos que alguien vigila si hay luz en dichas oficinas y cuando no la hay se lo comunican a los asaltantes para que comentan sus delitos", coinciden los comerciantes.