La solución a los malos olores que se desprenden de la antigua depuradora de Arriondas (Parres), utilizada como planta de pretratamiento por una quesería pasa, a corto plazo, por cubrir la balsa con una carpa desmontable metálica, donde hacer un proceso de desodorización. Aunque en un primer momento la empresa responsable solicitó verter directamente a la depuradora de Ricao, sin pasar por la antigua balsa para la fase de pretratamiento, esta opción fue descartada ayer tras una reunión en la que participaron representantes de la Consejería de Medio Ambiente, miembros del Consorcio para el Abastecimiento de Agua y Saneamiento en el Principado de Asturias (Cadasa) y técnicos de la quesería y del Ayuntamiento.

"Desde Cadasa hablaron de la imposibilidad de verter directamente porque alteraría los parámetros de la de Ricao, que no tiene capacidad para gestionar residuos que no han sido tratados previamente", explicó el alcalde, el socialista Marcos Gutiérrez. La quesería Lafuente expresó su voluntad de instalar la carpa en el plazo aproximado de un mes.

No obstante, ésta es solo una solución temporal. A largo plazo la intención de la empresa, que tiene cedida en precario hasta 2019 la antigua depuradora, pasa por la construcción de una nueva balsa de homogeneización en un nuevo emplazamiento, más cercano a la fábrica, aún por determinar. Esto tardará un año aproximado.

Los malos olores comenzaron a notarse a comienzos del verano junto a la antigua depuradora, situada junto a la piragüera, a menos de 100 metros del barrio de la Noceda -conocido popularmente como Las Canarias-, uno de los más afectados. El colegio público también se encuentra situado a pocos metros de la zona afectada. "Estamos cansados de vivir con las ventanas cerradas porque si se te mete el olor, que se hace especialmente patente a última hora de la tarde, ya no lo sacas", denuncian los vecinos.