A Isabel Murciego no le asustan las multas de hasta 90 euros que el Ayuntamiento de Parres aplica a las personas que no recogen los excrementos de sus perros. Tampoco que el Consistorio aumente la vigilancia sobre los infractores. Esta vecina de Arriondas sale cada mañana de paseo con su mascota, equipada con las pertinentes bolsas de plástico por si a "Lisi", perrita que le alegra la vida desde hace 17 años, se le ocurre hacer sus deposiciones en plena calle. "Estoy a favor de que aumenten la vigilancia porque es desagradable ver cacas, por ejemplo, en la pasarela que une el parque de la Concordia con el de la Llera. Muchos dueños llevan sueltos los perros y no miran para atrás a ver lo que estos están haciendo y algunos incluso salen de casa sin la bolsa de recogida", cuenta.

En la misma línea se expresa Lucas Álvarez. "Hay mucho guarro y luego pagamos justos por pecadores, aunque quizá la cantidad a pagar sea algo desproporcionada", apunta. En Parres hay actualmente tres vecinos con un expediente sancionador abierto por no recoger las heces de sus animales. Uno de ellos fue iniciado por la Policía Local y los otros dos por denuncias particulares.

"Me parece bien que aumenten la vigilancia porque en zonas como el parque de la Concordia hay muchos críos y no es normal que estén jugando entre cacas", apunta María José Molina, que no se separa ni un minuto de su perro guía, un labrador llamada "Fani" que la acompaña desde hace dos años. "Cuando traje mi primer perro guía, hace veinticinco años, nadie recogía las heces pero las cosas han mejorado mucho y existe una gran concienciación", apunta. "Y los que no se hayan concienciado por las buenas lo harán por las malas porque las sanciones económicas duelen", apuntó su progenitora, Carmen Pando. "Que se dejen de perseguir a cuatros perros y se dediquen a solucionar problemas mucho más transcendentales", apuntaba un viandante, aunque reconoció que "salir a caminar y pasar la mañana esquivando heces no es plato de buen gusto".

Algunos residentes achacan la presencia de excrementos caninos en las calles a la falta de contenedores. Es el caso de Fernando Vega. "Suelo salir a caminar con mi perro y siempre recojo sus deposiciones pero hay que reconocer que en lugares como el paseo del río Chicu es una faena cargar con la bolsa de excrementos 700 metros debido a la falta de papeleras en su recorrido. Lo mismo ocurre con la zona del paseo de Dionisio de la Huerta, donde las pocas papeleras que había fueron arrancadas hace dos años sin que nadie se molestara en reponerlas desde entonces", explica este propietario de un teckel llamado "Leo". Respecto al aumento de la vigilancia por parte del Ayuntamiento para evitar este tipo de infracciones, señala que "es una tarea complicada porque hay mucha gente con mascota en Arriondas y todos sabemos que la plantilla municipal es escasa y que tendrá otros menesteres que atender. Eso requeriría un aumento de plantilla que no creo que sea viable en estos tiempos difíciles que corren", argumentó.

Rosa Suárez también apoya que se impongan multas a quienes no recogen las deposiciones de sus animales pero está en contra de otras medidas, como la prohibición de llevar suelto o poner bozal a los perros de razas peligrosas, penadas con multas de hasta 180 euros. "Primero habría que ver qué se considera o no raza peligrosa. El peligro radica en los dueños y en la educación que imparten a sus mascotas, no en las razas", reseñó.

Contraria a pagar por un animal como si de una mercancía se tratara, esta vecina que a menudo colabora con la protectora del Oriente, adoptó a "Yester", en la asociación Amigos del Perro de Langreo. "Me parece perfecto que multen a quienes no recogen los excrementos porque demuestran una gran falta de educación ciudadana y no cuesta ningún trabajo hacerlo. Pero lo de tener todo el día a los perros amarrados no lo veo bien. Ya que pagamos impuestos como todos, tenemos derecho a que habiliten una zona donde podamos pasear a nuestras mascotas libremente", matizó.

Como ejemplo de buen hacer pone Francia, donde puede llevar a su perrito mestizo mezcla de caniche, en su cuello durante los trayectos en transporte público "y no en la zona de las maletas como ocurre aquí. España está vergonzosamente a la cabeza de abandono de animales y en parte puede ser por las leyes tan restrictivas. Los perros que aquí nadie quiere se lo llevan holandeses y alemanes encantados", destacó.

Lo de llevar a las mascotas con bozal y amarradas tampoco convence a Carmen María Blanco, que desde el lunes lidera una recogida de firmas para que perros como su bull dog francés "Mou" y su gran danés "Tor" tengan un espacio donde campar a sus anchas. "Entiendo que haya gente que tenga miedo al ver perros pero estos no pueden estar siempre atados. Dado que hay gran número de zonas verdes y paseos en Arriondas, lo mínimo es que existan zonas delimitadas y acondicionadas donde se sepa que pueden estar los animales", añadió.