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Un exprofesor de la escuela de bebés de Llanes critica su "falta de metodología"

Manuel de Andrés afirma haber sufrido acoso laboral, "pero no denuncié pensando que el problema era mío"

Exterior de la escuela de bebés de Llanes. EMILIO G. CEA

"Salgo de la escuelina con miedo, por el trato que me han dado mis compañeras de trabajo". El segoviano Manuel de Andrés asegura haber vivido un auténtico calvario durante los siete meses que ha trabajado en la escuela de bebés situada en la calle Celso Amieva. Sostiene, además, que el centro llanisco padece múltiples deficiencias metodológicas. "No voy contra nadie. Mi único deseo es que la escuela mejore para beneficio de los niños", explica. Deja claro que los niños que van a esta escuela están bien atendidos. El equipo educativo del centro niega las acusaciones e invita a De Andrés a aportar pruebas e ir a los tribunales.

Según explica Manuel de Andrés, el acoso laboral comenzó cuando sus compañeras le vieron hablar con una madre. "Desde aquel momento empezaron los desprecios. Ni me saludaban y, por ejemplo, se marchaban de la escuela y no me decían si me quedaba solo o no. También hacían grupos de vigilancia para los bebés, y yo siempre estaba solo. No me dejaban acercarme a ellos", indica. Dice que no denunció por miedo. "Intenté solucionar los problemas en una reunión, pero solo sirvió para ser atacado. Se trata de un centro con muchas deficiencias. Por ejemplo, es muy ruidoso y a los niños se les habla de manera pueril todo el rato. No veo coordinación entre los cuatro vértices fundamentales: padres, niños, educación y administración. Quiero hacer una crítica constructiva", argumenta.

El docente segoviano asegura que no existe una programación secuenciada para trabajar con los niños. "Se hacen cosas sin orden alguno. No digo que no haya programación, pero no se aplica. He visto múltiples faltas de respeto de las profesoras hacia los padres y hacia los niños. Las profesionales se han dormido en los laureles. Han creado un gueto y no quieren salir de su acomodo".

También critica un excesivo uso de las nuevas tecnologías en las aulas, y añade que "he vivido casos de continuas contradicciones como, por ejemplo, estar dando de comer a un niño y quitarme de hacerlo para luego ponerse a hacerlo ellas".

Integrantes del equipo educativo y del consejo escolar censuraron ayer la actitud de Manuel de Andrés y negaron tales acusaciones. Aseguran, además, que hay una queja por escrito en el Ayuntamiento de un padre contra la labor del profesor. "Yo he visto cómo zarandeaba a un bebé, cómo decía tacos o cómo quitaba el chupete a los niños para dormir", indicó una madre del consejo escolar. Niegan que le dejasen solo en turnos de vigilancia. "Yo no tengo la obligación de saludarle. Él se fue de aquí sin decir ni adiós", dijo otra docente. Las educadoras sostienen que sólo utilizan el móvil por motivos laborales, niegan que existan las supuestas deficiencias metodológicas y aseguran tener una programación definida. "Cada niño tiene un ritmo. Lo primero es cubrir las necesidades individuales", manifiestaron las trabajadoras de la escuela de bebés. Apuntan también que, durante una reunión, De Andrés les pidió que le dijeran lo que hacía mal. "Cuando hacía algo mal y se lo decíamos, se enfadaba . Es muy sospechoso que todo esto salga a la luz cuando se le acabó el contrato. Si lo estaba estaba pasando tan mal, ¿por qué no lo denunció antes?".

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