Con el objetivo de que se "controle la actividad del centro y se gestione como escuela infantil y no como guardería" varias madres y antiguas educadoras de la escuela infantil de Llanes han enviado un escrito a la Consejería de Educación. En la misiva, a la que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, además de mostrar su "insatisfacción" por sus experiencias vividas en el centro, hablan de "ineficiente atención a los menores y falta de compañerismo entre los miembros del equipo docente".

Manuel de Andrés, trabajador de la escuela hasta el pasado viernes, denunció públicamente haber sufrido acoso laboral en su puesto de trabajo, así de que no hay una adecuada metodología didáctica en las aulas de la escuela infantil. La dirección del centro ha negado todas las acusaciones.

Las madres solicitan en el escrito también "la revisión de la competencia de las trabajadoras con mayor antigüedad". En opinión de éstas y de exdocentes, las personas que ocupan plazas fijas en la escuela infantil de Llanes "se ha acomodado a su cargo, desatendiendo sus cometidos".

Al otro lado de la balanza hay exprofesoras como es el caso de Saray Romano, que tras trabajar seis meses en este lugar asegura no tener queja alguna. "Las educadoras hacen un gran trabajo con los niños y muchas actividades. El trato que a mí me dieron sin conocerlas de antes, fue inmejorable", asegura.

Clara Ruiz, madre y una de las firmantes, sacó a su hija del centro educativo llanisco el pasado viernes por su descontento por el trato recibido, así como por la su juicio, falta de método educativo, dijo. En el escrito se asegura que "el sentir general es que las trabajadoras forman un grupo que se muestra hermético a nuevos trabajadores, a cualquier trabajador que tenga iniciativa propia y, en resumidas cuentas, a todo aquel que demuestre capacidad de ver lo que allí se hace y no se debería hacer".

Madres y educadores aseguran que se trata de "un servicio pagado con dinero público donde, al no estar bien gestionado, los niños pierden opciones de desarrollo".

Exdocentes que de momento prefieren mantenerse en el anonimato no dudan en respaldar la versión dada por Manuel de Andrés y aseguran haber vivido también en sus carnes episodios de acoso laboral y de deficientes actuaciones a nivel pedagógico.