Al son de la gaita y el tambor. Así fue despedido ayer José Antonio Remis Peñayos en Cangas de Onís. Decenas de personas se acercaron a la iglesia de Santa María para dar el último adiós al maestro cangués, que falleció a los 64 años por problemas de corazón. Entre ellos, Javier y José Manuel Tejedor, que interpretaron una sentida marcha procesional antes de que el finado fuera introducido en la iglesia y tocaran otras tres piezas, entre ellas "La marcha de Antón, El Neñu", durante la misa, a modo de homenaje.

El capellán del hogar Beceña, Luis Álvarez Suárez, encargado de oficiar el acto, tuvo palabras de recuerdo no sólo para el fallecido sino también para el padre, José Remis Ovalle, nombrado gaitero mayor de España, con quien aseguró haber mantenido una gran amistad.

Entre los asistentes que ayer quisieron despedirse de José Antonio Remis se encontraban numerosas caras conocidas del mundo de la música. Todos hicieron hincapié en el importante papel que tanto el fallecido como su esposa, María Rosa Quero "La Pastorina" tuvieron en la difusión de la música tradicional asturiana por todo el mundo. "Él tocando el tambor y ella cantando tonada recorrieron acompañados por la gaita de Ovalle los principales países europeos, convirtiéndose en un auténtico referente", apuntaron músicos de la talla de Manolo Peñayos, miembro de "Nuberu" y primo segundo por parte de madre del finado. " La figura de los percusionistas es muy importante aunque a veces quede eclipsada por la del gaitero. Remis fue un gran tamborilero que supo innovar", apuntaba el gaitero de El Entrego Berto Varillas.

Peñayos acompañó desde pequeño a su padre -un referente para los indianos después de que hiciera una gira de tres años por las Américas- por todas las romerías de la región tocando el tambor. Pero la de músico no fue su única faceta. Según explicó la mayor de sus tres hijas, María Consuelo Remis, la verdadera vocación de este vecino de Tornín siempre fue la enseñanza. "El quiso siempre que lo recordaran como maestro de escuela", apuntó visiblemente emocionada. Peñayos ejerció como profesor en Casielles, Peruyes y Llenín y durante más de una década dio clases en el colegio Reconquista de Cangas de Onís, hasta que se prejubiló. "Era un hombre bueno y serio. Nos deja una gran persona", lamentaron compañeros de trabajo de aquella época, como el profesor jubilado Justo Manzano. Representantes de los principales partidos políticos cangueses también quisieron despedirse de Peñayos, que ejerció varios años de concejal de Cultura siendo alcalde el socialista Alfredo García.

Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia de despedida ocurrió ya en el cementerio, en un ambiente familiar más íntimo, cuando el gaitero Oscarín Fernández tocó el "Asturias, patria querida" mientras el féretro era introducido en el nicho.

Quienes no pudieron acercarse ayer a Cangas mostraron sus condolencias a la familia por vía telefónica. Fue el caso de Jesús Miguel Gómez Pellico, director de la Banda de Gaitas Ciudad Cangas de Onís y del Coro Peña Santa. Aunque llevaba tiempo retirado tanto él como la familia se mostraron siempre muy dispuestos a colaborar con la banda de gaitas. Lamento la pérdida profundamente porque era una persona querida en el concejo y un referente", explicó.