Antonio Pérez Sanz (Madrid, 1954) es catedrático de Matemáticas y divulgador científico. Tiene casa en el concejo de Cabranes y mañana (18.30 horas) impartirá una conferencia sobre "Agustín de Pedrayes y los retos matemáticos en la historia" en la sala Loreto de Colunga.

-En el bicentenario de la muerte de Pedrayes se ha dicho que es uno de los científicos menos reconocidos del país, ¿está de acuerdo?

-Agustín de Pedrayes no es sólo uno de los científicos españoles de la Ilustración menos reconocido a nivel popular, también es para la inmensa mayoría un gran desconocido. De hecho en su propia tierra y en su propio pueblo natal, Lastres, el reconocimiento, muy escaso por cierto, es bastante reciente. Creo que mucha gente ha empezado a hablar de él cuando la Sociedad Asturiana de Profesores de Matemáticas incorpora su nombre en su denominación oficial.

-¿A qué cree que puede deberse este desigual trato respecto a otros contemporáneos como Jovellanos?

-Yo diría que son dos figuras antitéticas. Jovellanos es el prototipo de político ilustrado del siglo XVIII y Agustín de Pedrayes es, en cambio, una persona poco amiga de brillos sociales y de carácter recogido. Incluso en la Corte, a pesar de ser un matemático de prestigio, vive dedicado casi exclusivamente a la enseñanza. El aislamiento en Lastres para cuidar de su anciana madre contribuyó a aislarle aún más socialmente. Incluso al mismo Jovellanos, a pesar de su gran amistad, le costó bastante esfuerzo convencerle para que asumiera la dirección de las clases de matemáticas en el Instituto de Náutica y Mineralogía de Gijón. Y aunque Carlos IV le nombró ministro del Tribunal de Contaduría, una especie de Tribunal de Cuentas actual, podemos decir que la proyección pública no fue una de las virtudes de Pedrayes. De hecho muere casi en completa soledad en Madrid en 1815.

-Ha sido divulgador matemático, ¿de quién es la responsabilidad de dar a conocer figuras como la de Pedrayes?

-España es un país que no cuida en vida a sus científicos (los recortes en investigación y el éxodo de científicos en la actualidad indican a las claras que no hemos cambiado) y que no los reconoce después de muertos como se merecen.

-¿Cree que deberían tomar la iniciativa las administraciones públicas?

-Por supuesto que sí. Si Pedrayes hubiese nacido en un pueblecito francés, estoy convencido que aparecería en todas las guías turísticas de la zona. Unos cuantos kilómetros antes de llegar habría carteles anunciando su casa y hasta habría un pequeño museo sobre su figura y su obra. Aquí en cambio, y lo sé por haber vivido la experiencia, en Lastres conocen mucho al doctor Mateo y nada o casi nada a Agustín de Pedrayes. Preguntar en Lastres por su casa era una aventura. El Ayuntamiento de Colunga y la Junta General podrían haber hecho algo más de lo realizado hasta ahora.

-Entre las actividades organizadas por Colunga para celebrar el bicentenario de Pedrayes se han previsto, además de su conferencia, el final de la olimpiada matemática y talleres de juegos matemáticos para presentar la materia de forma "divertida". ¿No lo son o es que el sistema educativo no las muestra así?

-Las Matemáticas son fundamentalmente divertidas. Poca gente puede sustraerse al placer de resolver uno de esos retos matemáticos que se plantean en todos los periódicos y sus suplementos. Y eso también son matemáticas. Las matemáticas y su historia tienen un rostro mucho más amable y humano que el que con demasiada frecuencia se muestra en las clases de los colegios e institutos. De hecho muchos de los grandes resultados matemáticos son fruto de juegos o tienen una componente lúdica. Se aprenden muchas más matemáticas jugando que sufriendo.

-¿Son las Matemáticas una de las materias más difíciles de divulgar?

-No, al contrario, es una de las materias que más puede atraer a un público de lo más amplio. De hecho en su periódico todos los días se incluyen dos retos matemáticos: un sudoku y un crucigrama numérico. En el año 2000 empecé una colección de biografías de matemáticos notables a la que nadie auguraba más de cinco títulos de vida y hoy ya se han publicado más de cuarenta.

-Un ciudadano convencional acaba sus estudios de la secundaria obligatoria, donde recibió sus últimas lecciones de Matemáticas, ¿y qué pasa luego? ¿Qué noción general tiene la sociedad?

-Se enseñan, y la culpa aquí es de las autoridades educativas, unas Matemáticas que no están pensadas para satisfacer las demandas del conjunto de la sociedad, sino para una minoría que son los futuros estudiantes de matemáticas, física o ingenierías. E incluso para estos no sirven. ¿Para qué enseñar a calcular integrales infernales cuando una simple aplicación de tu móvil te da el resultado en segundos? Mejor enseñar para qué sirve una integral o la historia del concepto y su uso en la historia. Pero eso es lo difícil.

-¿Afecta esto a otras esferas de la vida social, económica y política?

-Por supuesto. Una buena formación matemática sirve, entre otras cosas, para tomar las mejores decisiones con fundamentos racionales. Con una base matemática mínima un ciudadano podría interpretar mejor los datos del paro o los datos de una encuesta. Si los españoles hubiesen tenido una educación matemática seria los banqueros no estarían tan felices. Y por supuesto, sería más difícil manipularlos con falacias estadísticas cada cuatro años.