La Gran Vía de Ribadesella se ha llenado, en los últimos dos meses, de brotes verdes. Pero de los reales, los que indican que algo en la economía está empezando a florecer, pues entre las nuevas aperturas y las que se están gestando suman diez nuevos establecimientos en una sola calle.
La mitad de estos negocios son del sector textil, tanto de ropa y calzado de adultos como de niños. Entre los otros cinco hay un poco de todo. Un comercio chino que ya funciona y cuatro negocios más que abrirán próximamente: una tienda de golosinas, una juguetería, un supermercado y un establecimiento de hostelería.
Pese a que no se trata de una calle con alquileres baratos -rondan los 1.000 euros y duplican, en muchos casos, a lo que se cobra por locales en la calle Comercio- a los empresarios les compensa la visibilidad que tienen en la principal arteria del casco riosellano. David Vallespín buscaba un local para abrir una tienda de ropa de segunda mano y "outlet" con marcas asociadas al surf y al skate, pero no tenía una idea clara de dónde e lo quería. "Apareció este y ha sido un acierto, porque está muy bien, en la calle principal y la fachada es muy bonita", explica el riosellano. Antes se dedicaba al turismo activo y era monitor de deportes como el piragüismo, una faceta que cambió para dedicarse a la empresa textil. Quería apostar por la segunda mano y se fijó "en que a la gente le gusta esta ropa, pero es muy cara si la compras en un establecimiento normal", apunta contento con su nueva dedicación.
También lo está la canguesa Beatriz Díaz, quien ya regentaba una tienda textil en Cangas de Onís que trasladó recientemente a la Gran Vía riosellana. "Aquí entra el que te busca y el que no y en otros sitios es muy complicado", explica la empresaria, quien sin embargo nota que la riosellana es una "zona muy estacional, de verano y Semana Santa. En Cangas se nota más movimiento los fines de semana y durante el año". Entre las nuevas aperturas de la Gran Vía también hay traslados, como el de la riosellana Mercedes Arminio, que se mudó desde la calle Comercio, donde su negocio, también textil, "tenía poca caída, las ventas no iban como deberían y decidir cambiar a una calle con mucho más tránsito", relata la empresaria. Abrió hace dos meses y le va "muy bien, la verdad, bastante mejor que en la otra, no hay color". No tiene con qué comparar, pero de momento está muy contenta, Loles Cerra, quien "toda la vida" quiso poner una tienda de bebés y, ahora que sus hijos han crecido, hace dos semanas que cumplió su sueño en la Gran Vía riosellana. "Es la mejor calle para poner un local", asegura la empresaria, quien destaca que "es la calle por la que pasa toda la gente", incluidas las excursiones de turistas que a menudo visitan la villa riosellana.
