Corao volvió a ser ayer la capital ganadera del norte de España. La feria de mayo, conocida popularmente como la Feriona, reunió en los amarres del Castañéu coraín y sus alrededores más de 2.000 reses, cientos caballos y decenas de cabras y ovejas, en una jornada marcada por la masiva afluencia de público.

La cita ganadera se cerró con un volumen de transacciones cercano al 80 por ciento y con unos precios a la baja, según lamentaron la mayoría de asistentes. Fue el caso del piloñés Pablo Arenas, que con 21 años era uno de los tratantes más jóvenes en Corao. "La casina con cría andaba de media por los 800 euros, la parda alpina por 1.200, la limusina por 1.500 y las cruzadas a 1.000, explicó Arenas, que antes del mediodía ya había "colocado" 181 de las 206 vacas traídas desde Valles de San Román. El mayor lote lo colocó en Grado y fueron un total de 15 reses. Su mejor venta fue una asturiana de los valles con cría a 2.400 euros.

Para el tratante local Toño García Álvarez, de Mestas Ganadera, el balance fue "peor de lo esperado". Apenas colocó el 70 por ciento de las 350 vacas en venta. Los mayores lotes, de 33 y 22 reses, los mandó para el País Vasco. "Las ferias de primavera se ven negativamente afectadas por la nueva PAC, ya que al marcar el periodo de retención entre el 1 de enero y el 1 de mayo para las ayudas, los ganaderos prefieren esperar a finales de año para comprar", lamentó.

La raza asturiana de los valles volvió a ser la más demandada, con un precio que rondó los 1.400 euros con xatu, muy por debajo de los 1.700 euros que cotizó de media en la feria de marzo.

Las ventas, según señaló el tratante piloñés Juan Barro, fueron lentas pero constantes. "Lo de vender grandes lotes se acabó. Ahora se venden de dos en dos y poco más. La gente no se atreve a comprar", dijo. Las 140 vacas de asturiana de los valles que trajo desde Belonciu se cotizaron a un precio superior a la media: más de 1.600 euros, cada una. Su mejor ejemplar alcanzó los 2.100 euros y el mayor lote fueron 16 vacas que envió a Francia y 28 hacia Galicia.

Incondicionales de la Feriona como el cántabro Carlos Eizondo no quisieron perderse el evento, aunque reconocieron que esta vez sólo venían a "echar u ojo, no a comprar porque hay mucha incertidumbre". Constató "un precio a la baja" de las reses.

Desde Balmori, en Llanes, llegó Amador Molleda con 155 vacas de las razas asturianas de los valles y casinas con crías, que colocó a una media de 1.600 y 1.100 euros, respectivamente. A Toledo mandó su mayor lote, un total de 18 reses. Aunque reconoce que la feria "bajó un poco", constata que "sigue siendo una gran referencia en el norte de España". Molleda ironizó con "la falta de políticos" que hubo en esta edición de la Feriona en comparación con la de marzo, cuando en vísperas de las elecciones municipales y autonómicas desfilaron por el Castañéu representantes de casi todas las fuerzas políticas

Sí acudió, como viene siendo habitual, la consejera de Agroganadería y Recursos Autóctonos, María Jesús Álvarez, que destacó la calidad de la cabaña ganadera asturiana, que se convierte en "una apuesta de futuro del medio rural en el Principado". Por Corao también se dejó ver el alcalde de Onís, el socialista José Manuel Abeledo, con una camiseta reivindicativa que le regalaron los ganaderos en el recinto ferial. "Con lobos no hay paraíso", rezaba la tela. La máxima fue compartida por la mayoría de los asistentes, que volvieron a pedir soluciones ante los constantes ataques que sus rebaños sufren, según afirman, por parte de ese animal. La necesidad de agilizar los trámites para realizar quemas controladas y desbroces fue otro de los temas estrellas de la jornada. No quisieron perderse su cita con la Feriona de Corao los vendedores de cencerros, varas, maquinaria agrícola y comida para el ganado, que se agolparon en los aledaños del Castañéu.