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El "alma" del voleibol local se jubila

Javier López Guijarro, profesor y jefe del departamento de Educación Física en el Instituto Rey Pelayo, suma tres Campeonatos de Asturias en los Juegos Escolares

Javier López Guijarro. J. M. CARBAJAL

Casi treinta y cuatro años al frente de la asignatura de Educación Física en el Instituto Rey Pelayo, de Cangas de Onís, dan para mucho. Toda una vida laboral vinculado al centro docente, desde que arribara, a principios de los ochenta del siglo pasado. Comenzó sembrando, contra viento y marea, una semilla en la disciplina del voleibol que pasito a pasito, o mate a mate, fue enraizando entre la masa estudiantil, tanto chicas como chicos, y acabó posteriormente dando sus frutos en la ribera del Sella, una zona tradicionalmente más futbolera y piragüística en aquellos tiempos.

Javier López Guijarro va camino de los 60 años -los cumplirá el 27 de septiembre-, lo que le permitirá poner punto y final a su larga carrera como profesor, además de jefe del departamento de Educación Física, en el Instituto Rey Pelayo. Nació en Madrid, donde cursó sus estudios hasta licenciarse en INEF. Asimismo, es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense. En su juventud, en unas vacaciones estivales que pasó en Arriondas, junto a otros amigos madrileños, conoció a Nelly Cofiño, hija de "Ramón, el del Navío", propietario de uno de los comercios con más solera de la capital parraguesa. Afloró el amor y hasta hoy.

Guijarro, como le llaman sus amigos, fue un atrevido en materia deportiva. Sin apenas medios materiales -"comprar un balón era como comprar lo más valioso del mundo; había que comprarlos de uno en uno", recuerda-, supo exprimir al máximo su ingenio. Resultado de su buen hacer son los cuatro títulos de campeón de Asturias de voleibol de los Juegos Escolares, que cosechó a lo largo de esas más de tres décadas con el Rey Pelayo: cadete masculino (1985), cadete femenino (1985), juvenil masculino (2001) y juvenil femenino (2003). Un póquer de éxitos que parecían difíciles de alcanzar cuando el "voley" empezó a cimentarse bajo su precepto en Cangas de Onís.

Javier López vino a Cangas avalado por un notable bagaje en otra disciplina deportiva, totalmente opuesta al voleibol, como es el rugby. En sus tiempos mozos fue internacional júnior con la selección española y jugó en el Canoe Madrid, uno de los grandes. Entrenó, antes de trasladarse al Oriente, al CEU San Pablo, de Madrid, y también fue ayudante técnico, durante una campaña de verano, del equipo nacional júnior femenino. Ya asentado en Arriondas, Guijarro tuvo tiempo para compaginar las tareas docentes de profesor de Educación Física en el Instituto de Cangas de Onís con las de jugador y entrenador, entre otros menesteres, del Oviedo Rugby, cuando éste club militaba en la División de Honor (temporada 1990/91).

Pese a que hubo intentos de promocionarlo, el rugby no consiguió demasiados adeptos en la zona. Bien es cierto que se hicieron algunos pinitos, llegando a ser sede Cangas de la final del campeonato de Asturias juvenil, la cual se disputó en los terrenos que ocupa en la actualidad el polideportivo. Todo lo contrario a lo que aconteció con el voleibol femenino, cuya máxima referente es Bea Vázquez, jugadora de la Superliga, en el Avarca Menorca. Tras despuntar, siendo de juvenil, en las filas del Club Voleibol Cangas de Onís -fundado igualmente por Guijarro-, Bea Vázquez, natural de Arriondas, llegó a ser campeona de España Juvenil, con el gijonés Grupo de Cultura Covadonga. "Fue la persona que más me ayudó a salir, con diferencia", aseveró la parraguesa.

Otras chicas entrenadas por Javier López Guijarro, como Estíbaliz Fonticiella, Begoña Pérez Blanco e Inma Díaz Otero, también destacaron en categorías inferiores a nivel autonómico, tanto en pista como en la especialidad de voley-playa, aunque todas ellas enfocaron su futuro hacia otros derroteros, alejados del deporte de élite. Guijarro, sin lugar a dudas, es el típico entrenador de cantera al que el deporte-base le ha costado algún dinero de su propio bolsillo. Eso sí, satisfecho de haberlo invertido en sacar adelante un pequeño club, el CV Cangas de Onís, e impulsar, del mismo modo, la Escuela Deportiva Municipal de Voleibol.

Dedicó mucho tiempo al voleibol, restándoselo a su familia -tiene dos hijas, María y Elena, ambas ya casadas; y una nieta, de tan sólo 5 meses-, ayudando a muchos niños y niñas a tratar de cumplir objetivos, codeándose con clubes a nivel regional más potentes y logrando que varias de sus chicas llegasen a defender en los Campeonatos de España por autonomías los colores de la selección territorial del Principado de Asturias en diferentes categorías. Además, el impulso definitivo vino dado al poder contar con ayudas en tareas técnicas para sacarle el máximo rendimiento a la cantera, momento que coincidió con la eclosión de su "delfín", Dani Vega.

Una de las grandes aficiones, fuera del mundillo deportivo, que apasiona a Guijarro es la música folk, sobremanera americana o country. En los primeros años de estancia en el Rey Pelayo participaba en los festivales que tenían lugar en la festividad de Santo Tomás de Aquino, sobre el escenario del Cine Colón.

Toca la guitarra y en banjo de cinco cuerdas. Desde hace tres lustros forma parte del grupo "Slainte", junto a Manolo Sierra, Beatriz Foncueva y Chema, el del Reconquista. Su primera actuación musical ante los alumnos en el centro docente fue con motivo de unas Jornadas Culturales, en compañía de David Rodríguez ("Mala Reputación"). Ya llovió de aquel sonado debut.

Distinguido en la Gala del Deporte de Cangas de Onís, tanto él -por su trayectoria deportiva- como el Club Voleibol que fundó, aunque en distintas ediciones, Javier López Guijarro supo granjearse el afecto de la mayoría de sus alumnos y alumnas. Siempre fue exigente a la hora de entrenar, pero, al mismo tiempo, comprensivo cuando tocaba arrimar el hombro. Como botón de muestra, los ocho campeonatos de España de Voleibol que se han celebrado en Arriondas y Cangas en los últimos años, iniciados en su momento con cierto recelo y saldados con gran éxito organizativo, gracias al soberbio trabajo conjunto despachado por el Área de Deportes de Parres y el Patronato Deportivo Municipal cangués. Y con nota.

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