La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los avellaneros de Piloña confían en la lluvia para salvar la cosecha de este año

El calor de los últimos meses amenaza con adelantar la maduración del fruto y provocar la pérdida de muchos kilos

Victoria Espina muestra las avellanas de un árbol en Piñuecu. LUCAS BLANCO

Los productores de avellana de Piloña recibieron con los brazos abiertos las lluvias caídas ayer y que se espera que continúen hasta mañana, pues consideran vitales estas precipitaciones para salvar la cosecha de este año, que temen que no sea todo lo buena que se esperaba debido al fuerte calor de los últimos meses.

Los expertos subrayan que este tipo de frutos secos precisan de temperaturas suaves y agua para tener una maduración correcta. "El calor y la falta de agua provoca que se adelante la maduración y se pierdan muchos kilos por caerse antes de tiempo", explica Valentín Santos, vecino de La Marea y miembro de la asociación "Gabitu", que trata de impulsar el cultivo de la avellana entre la población local.

Son estos factores los que el año pasado ya hicieron que la recogida se adelantase más de lo normal y este año se cree que podría repetirse el mismo caso. Si bien lo habitual es iniciar la recogida a comienzos de septiembre, no se descarta que de seguir este tiempo caluroso la recogida se adelante unos días. "El año pasado ya empezamos a mediados de agosto y si no cambia este año puede pasarnos lo mismo", explica el vecino y veterano productor Avelino Fernández.

De todos modos, sea mayor o menor el volumen de producción todos coinciden en señalar que e fruto será este año de mayor tamaño y posiblemente de gran calidad. "Parece que vienen más grandes y más cargadas que la última campaña", coinciden en señalar varios avellaneros con la referencia de la pasada temporada, en la que el fruto fue bastante pequeño, pero muy sabroso.

Un aumento de tamaño que podría venir acompañado de la vieja aspiración de los productores de subir un precio que lleva estancado casi una década en los cinco euros por kilo. Una cantidad que consideran insuficiente para compensar el trabajo que conlleva su recolección. "Podrían darse las condiciones para realizar una subida que sirva de aliciente a la gente para que dejen de perderse muchos kilos porque no interesa recogerlos", declara Santos, que apuesta por el sector como actividad complementaria.

Compartir el artículo

stats