La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"No hice nada del otro mundo", subraya el policía que salvó a una mujer en un incendio

Jonathan Álvarez dice que entró en la casa de Ribadesella en llamas "porque estaba patrullando allí", pero que podría haberlo hecho "cualquier otro compañero"

Jonathan Álvarez Álvarez, en Ribadesella. EMILIO G. CEA

"No me considero ningún héroe. No hice nada del otro mundo". Sencillo, tranquilo, tímido y ruborizado por los halagos recibidos en los últimos días. Así es Jonathan Álvarez Álvarez, el policía local que el pasado 31 de julio se adentró en las entrañas del edifico que comenzaba a quemar en pleno centro de Ribadesella para sacar a la única persona, una mujer, que se encontraba en su interior. Su actuación fue providencial: el incendio, originado en la ferretería de Rodrigo Pérez, se propagó en apenas unos minutos y calcinó todo el inmueble.

"Estaba patrullando a pie por la zona de la plaza Nueva con un compañero cuando un hombre nos avisó del incendio", rememora. Tras llamar al 112 y dar la voz de alarma al resto de sus compañeros, algunos integrantes de la Policía Local acudieron para ayudar pese a estar fuera de servicio e hicieron un inmediato análisis de la situación. "Lo primero que hicimos fue avisar a los vecinos picando por los telefonillos", recuerda. En el edificio que comenzaba a arder tan solo se encontraba una mujer. "Entré sin ser consciente de que el incendio era grave. Solo había algo de humo. No le di importancia y pensé que no sería gran cosa", asegura el policía riosellano.

Tras localizar el piso de la única persona que estaba en el edificio, le pidió que se calzase, que se pusiese algo encima y que le acompañase fuera. "Oía pequeñas explosiones que salían de la ferretería y el boom de los cristales. Llamas no había, ni tampoco se derrumbó nada. No fue nada de película. Estábamos en el portal del edificio que da a la calle Comercio y no veíamos el verdadero alcance del incendio, que ya se comenzaba a ver al otro lado del edificio, en la calle Gran Vía", indica. Sus compañeros hicieron lo mismo: avisaron a los vecinos de los edificios contiguos, a los que afortunadamente no se propagó el incendio.

"No he vuelto a ver a la señora. Un familiar me ha dado las gracias pero tampoco fue para tanto. No me tiene que agradecer nada. En ningún momento vi que estuviese pasando por una situación de peligro. No hice nada del otro mundo. En un primer momento pensé que había subido hasta el segundo piso pero luego me dijeron que era el primero", señala para quitar hierro a lo ocurrido. "Me tocó entrar al edificio porque en ese momento estaba allí pero también lo pudo hacer otro compañero. Al bajar seguí sacando a más gente de los edificios de al lado junto al resto de agentes de la Policía", cuenta.

Jonathan Álvarez es Policía local por vocación. Disfruta de su trabajo. "Desde siempre me gusta la Policía, pero por diferentes motivos estudie ingeniería informática", explica. Tras trabajar como empleado de banca y con la crisis económica golpeando especialmente al sector financiero, decidió preparar las oposiciones a Policía local. Tras trabajar un verano como auxiliar en Cangas de Onís y otros dos en Ribadesella, ha sacado plaza en la capital riosellana. A la orilla del Sella se siente feliz. "Me encanta mi trabajo. Aquí todo el mundo me ha tratado muy bien; la gente, mis compañeros y todos los miembros del Ayuntamiento", añade.

Compartir el artículo

stats