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Orbayu estelar sobre los Picos

"Es como ver fuegos artificiales naturales", dice Enrique Díez, astrofísico que sube a los turistas a ver las Perseidas al corazón del parque nacional

Medianoche. Se apagan las luces del hotel refugio de Áliva, situado en la vertiente cántabra de los Picos de Europa, a tres kilómetros de Cabrales. Casi cien asistentes alzan la mirada para contemplar el cielo, mientras escuchan las explicaciones del astrofísico gijonés Enrique Díez, fundador del Aula de Astronomía. En medio de la oscuridad, centenares de estrellas fugaces recorren sin cesar el firmamento durante toda la noche. Es la denominada lluvia de las Perseidas o "Lágrimas de San Lorenzo", una de las citas astronómicas más conocidas del verano.

"A 1.700 metros de altura, con un cielo excepcional y muy oscuro, lejos de la contaminación lumínica". Así describe Díez, que ayer bajó de los Picos después de pasar varios días sin cobertura telefónica, el inigualable entorno en el que el domingo concluyeron las jornadas organizadas por la empresa asturiana Aula de Astronomía, para disfrutar de este anómalo fenómeno. Pero si hay uno que destaca durante los meses estivales, es la observación de la lluvia de Perseidas, que coincide con el puente del 15 de agosto, ya que son las noches con más actividad. La aparición de estrellas fugaces se produce debido a que "la Tierra se cruza en el camino, siempre en esta época del año, de la órbita del cometa Swift Tuttle, que desprende mucho polvo", explica el astrofísico gijonés. Esos pequeños fragmentos que deja a su paso este cuerpo celeste entran en contacto con las capas más altas de la atmósfera a 50 kilómetros por segundo, lo que provoca una lluvia de meteoros. Además, esta semana idónea para ver las Perseidas ha coincidido con la Luna nueva, lo que permite vislumbrar las estrellas y también llamadas "Lágrimas de San Lorenzo" con más claridad.

No sólo los asturianos acuden a ver las Perseidas a los Picos. Vascos, madrileños o catalanes suben a la montaña en busca del cielo despejado que nunca deja ver las luces de la ciudad. "Si me sigue impresionando a mí, imagínate a ellos. Es como ver fuegos artificiales naturales", asegura Díez. Un fenómeno que muchos aficionados a la astronomía acuden a observar en mitad de la naturaleza, así como las constelaciones y planetas visibles en esta época del año.

Sin embargo, la de las Perseidas no es la única lluvia de este tipo que se produce durante el año. En noviembre la llamada Leónidas y en diciembre la de Gemínidas inundan la bóveda celeste, aunque las condiciones meteorológicas suelen ser más desfavorables. La próxima ocasión para coger el telescopio o los prismáticos y mirar al cielo por la noche tendrá lugar el próximo 28 de septiembre, cuando se producirá un eclipse total de Luna que será visible en toda la Península y que no se volverá a repetir hasta enero del año 2018.

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