Los problemas de turbidez que se registran estos días en la parte oeste del concejo de Ribadesella tienen molestos a los vecinos. Lamentan no poder usar el agua de sus casas para consumir, cocinar o ducharse y aseguran que en el Ayuntamiento "nadie se responsabiliza de dar una respuesta", como explica la ovetense Paloma Carrasco, que veranea en un chalé de la playa y ayer cumplió su cuarto día sin agua potable.

Ha tenido que llevar a su madre a Oviedo para ducharse allí "porque tiene dos úlceras en las piernas" y teme una posible complicación y con la suya veranean en la zona de la playa riosellana otras tres familias, la de cada una de las cuatro hermanas que son. Tienen dos bebés, de quince días y un año, a los que "bañan empleando garrafas de cinco litros de agua mineral", explica la ovetense. Ella fue de las primeras en notar la turbidez y relata cómo "fue creciendo el radio de acción en la playa, poco a poco llegó a todos" y el pasado lunes afectó también a una hermana que se aloja en el Gran Hotel.

En el Ayuntamiento "no te dicen qué es lo que ha sucedido", apunta Carrasco, al tiempo que abre el grifo de un lavabo y destaca el color marrón del agua. "Tenemos que cocinar con agua mineral y a lavarnos ni nos atrevemos", señala la afectada, antes de advertir de que electrodomésticos como el lavavajillas y la lavadora acabarán con los "filtros destrozados". Ellos tienen una jarra para filtrar el agua y lo que encontraron estos días "era arena", añade.

Ana Roza vive en San Pedro de la Llama y asegura que el "puntual episodio de turbidez en la captación" anunciado por Asturagua el lunes "no es episódico, sino recurrente. En estos días de verano que hay más gente el agua todavía está más turbia, pero en general, y desde hace muchos años, hay que comprar agua embotellada para beber, y de vez en cuando hasta hay problemas con el barro que lleva, que estropea grifos y electrodomésticos", relata la vecina.

Los problemas con el agua en la zona oeste del concejo comenzaron con la construcción de la autovía del Cantábrico (A8), inaugurada en 2002. Las obras para construir el túnel de El Fabar dañaron los manantiales de esa zona y el Ministerio de Fomento, según el equipo de gobierno, no dejó las instalaciones en buenas condiciones. Esto provocó ya el año pasado que se tuviera que interrumpir el suministro de esta captación, así como el funcionamiento de la potabilizadora de Berbes, y que se tenga que coger el agua de El Frondil.

A Ana Roza le cuadra esta explicación, pues rememora cómo "el problema comienza en esa época. Antes, como mucho, había días en verano en que se cortaba el agua, supongo que por escasez. Pero ahora es barro, que el año pasado hasta provocó un problema de piel a mi madre", relata la riosellana, antes de reclamar "que se analice el agua de la mina que se está administrando". Remarca que pagan el agua "religiosamente, pero no se puede utilizar".

Tal y como publicó este periódico, los servicios municipales están analizando si se trata de un derrumbe en la mina de El Frondil o es que el acuífero no soporta la presión de consumo de estos días de verano. Han metido la bomba treinta metros más abajo y esperan que en los próximos días esa turbidez vaya disminuyendo. "En tanto en cuanto el Ministerio de Fomento no aporte ninguna solución al problema del túnel, es un episodio que puede repetirse en periodos de alto consumo", explicó la alcaldesa, Charo Fernández Román, al día siguiente del anuncio de Aquagest.