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Los cangueses defienden los saltos desde el "puente romano" por su tradición

Los vecinos ven bien prohibirlos en lo más alto, tras el accidente, pero no en los arcos, a menos altura sobre el Sella, porque "nunca pasó nada"

A la derecha, Alberto Alonso, Roberto Fernández, Aroa y Argiñez Zorrilla, ayer, ante el "puente romano" . C.C.

Los vecinos de Cangas de Onís defienden los saltos al Sella que tradicionalmente se realizan desde el popular "puente romano" , aunque verían bien que se prohibiesen o hubiera restricciones desde lo más alto, a 21 metros de altura, para evitar accidentes como el que el jueves sufrió un joven cántabro, que tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital de Arriondas como consecuencia del fuerte impacto contra el agua al entrar mal. Eso sí, los cangueses son contrarios a que la prohibición alcance a los arcos del monumento nacional, situados a menor altura. "Desde el descanso de los pilares y desde los arcos siempre se tiraron los chavales, es una tradición y nunca pasó nada", argumenta el vecino Isaac Martínez, de 56 años, que de mozo se lanzaba al agua "desde el arbolín".

Por su parte, el alcalde, el popular José Manuel González Castro, apela al sentido común y a ser conscientes de las consecuencias de lanzarse desde más de 20 metros de altura. "Se estudiará la posibilidad de colocar un cartel disuasorio y mientras tanto la Policía Local efectuará algunos controles en la zona", anunció.

Menos convencidos se muestran los turistas. Es el caso de los catalanes Mónica Martín y Francisco Ruiz, que argumentaron que esta práctica debe ser totalmente prohibida porque pone en peligro la integridad del conocido como puente Vieyu. La pareja lamentó las consecuencias "fruto de una imprudencia que se puede evitar" y aboga por colocar señales que prohiban los saltos "porque un día puede ocurrir una desgracia".

Los moteros canarios Rafael Conde y Rosa Castillo fueron igual de tajantes, aunque defienden que "llenar todo de carteles de prohibición no servirá para disuadir a los más irresponsables". Por este motivo, la pareja aboga por sanciones económicas para quien se lance desde cualquier punto del puente: "Muchos sólo reaccionan cuando les tocan el bolsillo". Los cántabros Roberto Fernández, Alberto Alonso, Aroa Zorrilla y Argiñez Zorrilla no son partidarios de las prohibiciones pero sí de que se alerte mediante un panel de los riesgos. "Somos de Castro Urdiales y allí tenemos un puente en el que pasa exactamente lo mismo. Cada uno tiene derecho a hacer con su vida lo que le de la gana, pero debe asumir las consecuencias y no pedir luego responsabilidades si se abre la cabeza", argumentaron.

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