De primero un cerdo negro mallorquín, de segundo un torto de maíz relleno y, por si queda sitio, una "cup cake" tan bien rematada que da pena comérsela. Éste es sólo uno de los menús posibles en "Fartukarte Street and Wear", el primer festival de comida sobre ruedas que se celebra en la región y que ayer se inauguró en el paseo de la Grúa de Ribadesella. La comida sobre ruedas es la última moda llegada de Estados Unidos, en la que pequeños camiones son transformados en "foodtrucks", restaurantes en cuyo interior se cocinan unos platos que el público come en la calle.

Esta fiesta de la comida atrajo a una multitud de visitantes ansiosos por disfrutar con alguna de las propuestas gastronómicas que el festival reúne hasta el domingo.

La bahía de Santa Marina y el mar Cantábrico enmarcaron una estampa de por sí apetecible para el vermú: la música de los "Music Brothers" (Dj y saxo) y el mapamundi de colores y olores con los "foodtrucks" con gastronomía italiana, japonesa, mallorquina, gallega y, por supuesto, asturiana. De catar se encargaron visitantes como los madrileños Carlos González y sus hijas Berta y Candela, que se atrevieron con el cerdo negro mallorquín preparado por Alicia Vicens y Julián Kanbara.

La experiencia de estos mallorquines a bordo de su "foodtruck" -que tuvieron que desplazar en barco junto a la furgoneta refrigerada y luego hacer con ambos diez horas de coche- es muy buena. "Sobre todo en este tipo de festivales, donde hemos llegado a vender hasta 1.400 raciones en un día", relató Vicens, quien como muchos procede de un restaurante y asegura que en un local esto es "impensable".

Los ovetenses Gonzalo Novo y Rebeca Iglesias también han llevado la hamburguesa de ternera asturiana que elaboran en su restaurante de Latores al "foodtruck", otra de las propuestas que se pueden encontrar en el "Fartukarte". Como no sólo de carne vive el hombre, los amantes de la comida japonesa también encontrarán su rincón, al igual que los vegetarianos y los celiacos, quienes disponen de un "foodtruck" con toda su comida y bebida libre de gluten.

Para esas otras partes de la "psiqué" humana que también alimentan, en el festival hay una zona de mercado con productos elaborados a mano, actuaciones musicales gratuitas y un sinfín de actividades para niños.