La parroquia riosellana de Moru por fin va a recuperar su iglesia tal y como estaba antes de arder en la Guerra Civil, hace casi 80 años. Lo hará, al menos, en lo que se refiere al edificio, pues estos días se acomete la obra de reparación del suelo, lo último que faltaba para hacer realidad el sueño de tantos parroquianos.

Los trabajos están impulsados por la asociación cultural "Iglesia de Moru", artífice de toda la rehabilitación y nexo de unión de todas las administraciones, instituciones religiosas, empresas y particulares que han colaborado. El colectivo desearía tener la obra concluida para la fiesta de Todos los Santos, el próximo 1 de noviembre, pero no saben si será posible por la complejidad que tiene mover las losas de piedra que conforman el piso del templo románico.

"La obra del suelo en Moru constituye la finalización de la parte 'estructural' que era necesaria en el edificio", explica Ana Fernández, presidenta de la asociación, antes de describir cómo "las filtraciones de agua producidas por la falta de techumbre -colocada el año pasado- habían hecho 'pisar' a las grandes losas de piedra, que habían quedado desniveladas de una forma tan irregular que suponía un peligro para las personas". Una vez reparados los muros (en 2010 se repararon los del presbiterio y en 2014 los de la nave) y la techumbre, "la necesidad de reparación del suelo era un clamor", apuntó Fernández. La asociación considera concluida la restauración necesaria para que la iglesia pueda usarse, devolviéndola al estado previo al incendio.

"Con esta obra podemos considerar que se cierra el ciclo iniciado en el incendio producido durante la Guerra Civil, que dio como resultado la quema de la iglesia", fruto de la unión vecinal. La asociación se planteó la recuperación del suelo original en lugar de otras opciones, como cubrir el suelo de madera. "Es una opción más cara y mucho más difícil, porque la recolocación de piedras de esa envergadura es compleja, pero mucho más respetuosa con el aspecto natural de la iglesia, pues así estuvo desde el siglo XIX, cuando se colocó la espadaña", narra la presidenta.

En cuanto a los huesos que afloraron al disponer el suelo para la reparación, Ana Fernández explica que "en el año 2003 el Principado ya había hecho un profundo estudio arqueológico, y por lo tanto ya es conocido lo que se oculta bajo el suelo de la iglesia". Estos enterramientos ya eran conocidos -y son frecuentes en todas las iglesias de esta época- y están a un nivel, prosigue Fernández, al que no llegará la obra. "Esto nos permite nivelar las losas sin tener que tocar para nada el nivel del suelo donde están los enterramientos", subraya la portavoz.

La asociación cuenta con parte del dinero para hacer la obra gracias a las ayudas del Arzobispado y del Ayuntamiento, y seguirán con actividades de recaudación como la subasta del cuadro "L'Atalaya", del autor maliayés afincado en Ribadesella Pepe Zapico, que rifarán mañana en la fiesta de Los Ramos, recuperada también después de 50 años sin celebrarse. Fernández considera importante que se recupere este tipo de reuniones, así como "la cultura de vecindad", la misma que en parte ha hecho posible que Moru vuelva a tener iglesia.