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Los reyes del gamonéu, faltos de apoyo

Rubén Remis y Sergio Suero, ganadores del concurso de Cangas de Onís, tienen en sus manos el futuro de un queso para el que piden subvenciones y ayuda para proteger el ganado

Rubén Remis y Sergio Suero con los trofeos que les acreditan como ganadores en Cangas de Onís. CRISTINA CORTE

No han soplado ni treinta velas pero ya son los campeones absolutos del gamonéu. Rubén Remis Amieva, de 24 años, y Sergio Suero Crespo, de 27, acaban de proclamarse vencedores en el 75.º Concurso-Exposición de quesos de los Picos de Europa, en la modalidad del puerto y del valle, respectivamente, en Cangas de Onís. El futuro del gamonéu está en sus manos. Los dos coinciden en que su trabajo "es vocacional y exigente" y no se cortan a la hora de hablar de los problemas que aquejan a la gente del campo.

Rubén Remis hizo su primer queso con seis años y supo que aquello era lo suyo. Lo ayudó su padre, Enrique Remis, con el que comparte el amor por los animales. Junto a él y a su madre Pilar Amieva saca la quesería adelante, que produce alrededor de 1.500 kilos anuales. El joven tiene 150 vacas de carne, 6 de leche, 200 ovejas, 90 cabras y una premisa muy clara: "La cosa está fastidiada para el que quiera empezar de cero". El motivo: no hay grandes subvenciones y una quesería implica fuertes inversiones. A esto suman los ataques del lobo, que en la última temporada le acabó con dos terneras de la raza asturiana de la montaña. "Y para rematar está el fraude", señala. Por eso pide a las administraciones "que se pongan las pilas" para acabar con esta lacra. "No puede ser que unos nos ajustemos a todos los parámetros de la denominación de origen y paguemos los costes para que otros ganen dinero fácil sin que nadie haga nada".

Este elaborador del puerto de Belbín asegura que el secreto del éxito está en la materia prima, y más concretamente en la leche de oveja, que es la más grasienta. Remis espera repetir triunfo en el certamen que el próximo 25 de octubre se celebra en Benia de Onís "porque da mucha propaganda, la gente te llama más porque sabe que compra calidad", señala.

En la misma línea se expresa Sergio Suero, con el que comparte amistad. "Cuando coincidimos por ahí hablamos del ganado y de lo mal que está la situación, no hay piquilla entre nosotros", asevera Suero. El joven pertenece a la cuarta generación familiar que hace queso con éxito. Prueba de ello son los diplomas que cuelgan de su quesería Vega Ceñal, en Gamonéu de Cangas. Los documentos dan fe de que su bisabuelo, Francisco Alonso, ya se alzaba con galardones allá por los años 1947-1948 en la feria del Pilar canguesa. "Es un reconocimiento al trabajo bien hecho que anima a seguir", cuenta. "El futuro está complicado, esto tiene que gustarte mucho porque no hay vacaciones, la leche tiene unos horarios rutinarios estrictos", confiesa.

El joven aprendió a hacer gamonéu en Vega Ceñal con su abuelo y su tío, pero decidió que no iba "a perder el tiempo y dinero en el puerto donde los ataques de los lobos son constantes". Así, se montó una quesería en Gamonéu de Cangas, que dirige con su madre, su tío y que cuenta con una trabajadora. Al año producen alrededor de 8.000 kilos del valle. El secreto de un buen queso, cuenta, es tener los animales en buenas condiciones y mucha limpieza tanto en el ordeño como en todo el proceso de elaboración, desde los moldes hasta las instalaciones.

A su juicio, la Escuela de Pastores "no ha dado grandes resultados en estos diez años que lleva activa porque nadie se queda, esto hay que mamarlo desde pequeño", cuenta, aunque defiende los cursos que ayudan a mejorar el tratamiento de la leche o aumentar la producción. Como tantos otros ganaderos, confiesa sentirse "acosado" por la administración. Y es que a su juicio en las campañas de saneamiento se están matando vacas que no están enfermas, paralizando ganaderías y destruyéndolas "económica y moralmente", a lo que se suma el acotamiento de pastos a ganaderos tras los incendios, que no se hace extensible a actividades de caza o turísticas.

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