La cueva Torca La Texa, situada a un kilómetro al sur de los Lagos de Covadonga, se originó hace más de 350.000 años, durante el Pleistoceno Medio o incluso en épocas previas según refleja un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oviedo publicado en la revista Geomorphology.

Torca La Texa se encuentra en el Parque Nacional de los Picos de Europa, donde se localizan el 14% de las simas más profundas del mundo, y cuenta con 2,6 kilómetros de conductos subterráneos que alcanzan una profundidad máxima de 215 metros.

Según el investigador del Departamento de Geología Daniel Ballesteros, con sus 350.000 años, Torca La Texa es mucho más antigua que la última glaciación que modeló el relieve de la Cordillera Cantábrica entre hace 120.000 y 11.600 años.

A su juicio, la cueva debe formar parte de las simas de más edad de la Cordillera Cantábrica ya que se encuentra en sus zonas más altas a diferencia de otras cavidades de la costa asturiana, como Tito Bustillo o El Pindal, donde no se han obtenido edades superiores a 300.000 años.

Los trabajos han revelado que el origen de Torca La Texa comenzó con el desarrollo de dos niveles de galerías horizontales cuando la cota freática (la superficie de la masa de agua subterránea) se encontraba entre 1.170 y 1.270 metros sobre el nivel de mar actual.

El nivel freático se encuentra a 835 metros sobre la rasante del mar, lo que indica que se ha producido un descenso de 400 metros, una caída que propició que los cursos de aguas subterráneas adquirieran trayectorias descendentes y generaran cascadas en pozos verticales de hasta 100 metros de profundidad.

Este fenómeno fue causado por el levantamiento del relieve de los Picos de Europa, al que, según Ballesteros, también se asocia el encajamiento de los ríos y la formación de cañones y desfiladeros como la Garganta del Río Cares.

El estudio consistió básicamente en el levantamiento de la topografía de la cueva, la confección de un modelo 3D de la cavidad y la elaboración de un mapa geomorfológico de la sima.

Dichos documentos muestran que la cavidad está formada por una compleja red de pozos verticales, galerías horizontales y rampas inclinadas que se comunican entre sí y que, en su interior, dichos conductos presentan sedimentos de ríos subterráneos, espeleotemas (estalactitas, estalagmitas y coladas) y desprendimientos de rocas.

Para conocer la edad de los diferentes momentos en los que se formó la cueva, los investigadores realizaron también dataciones mediante el método de desintegración radiactiva del Uranio/Torio.

El sistema concluyó que tres tienen una antigüedad de 65.000, 156.000 y 185.000 años mientras que el cuarto superó el límite de detección de la prueba por lo que únicamente puede decirse que tiene más de 350.000 años.

Los investigadores tuvieron que solicitar la colaboración de varios grupos de espeleología para realizar el trabajo de campo debido a las dificultades de acceso a la gruta y el estudio ha sido publicado en la revista internacional Geomorphology, una de las publicaciones con más impacto en su área de conocimiento.