Una fianza de tres millones de euros para cubrir posibles responsabilidades civiles es lo que el juzgado de Cangas de Onís ha ordenado pagar a Manuel Mori, a quien se le acusa de haber estafado supuestamente a 45 clientes cuando era director del Banco Pastor de la ciudad. Mori, que ayer rehusó hacer declaraciones a este periódico, ya comunicó a las autoridades que no tiene dinero suficiente para afrontar el pago.

Así las cosas, y con el período de instrucción aún en curso, el juez deberá ordenar el registro del catastro y los bienes a su nombre para embargarlos y hacer frente al supuesto quebranto económico. El escándalo estalló en el verano de 2012, a raíz de la operación para fusionar el Banco Pastor con el Banco Popular.

Mori, que en una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA en agosto de ese mismo año aseguró arrepentirse por "haber desarmado la vida de mucha gente", confirmó que tomaba y prestaba dinero entre cuentas de sus clientes sin dejar registro en la contabilidad oficial "para ayudar a clientes en apurtos". El exdirector del Banco Pastor, una entidad en la que empezó a trabajar en 1998, aseguró que actuaba en solitario y que en ningún caso formaba parte de una trama ni salió beneficiado con las operaciones.

Según su versión, empezó a prestar dinero a conocidos a los que el banco denegaba créditos, que iban a entrar en morosidad "o lo mismo que les iban a quitar la casa por mil euros", dijo. "Lo mismo hasta la primera vez los euros eran míos. Empiezas así y te vas metiendo en una espiral, en una bola de nieve que se va haciendo cada vez más grande y que te acaba arrastrando. Yo no sabía ni qué eran tres millones de euros", manifestó.

A raíz de la absorción del Banco Pastor por parte del Popular, que se selló en octubre de 2011, el caso salió a la luz.

Tras una auditoría interna, el Banco Popular zanjó el pago a los afectados por la supuesta estafa abonando únicamente un millón de euros a 15 clientes. El Popular dijo en su momento que sólo abonó el dinero correspondiente a movimientos que no fueron firmados por los clientes. El resto de afectados que no recibió dinero directamente del banco, según las indagaciones de la entidad, estamparon su firma en las operaciones aunque varios de ellos denunciaron en su momento que las rúbricas pudieron haber sido falsificadas.

Además del "caso Pastor", en Cangas estalló en enero de 2013 el "caso Bankinter", por los manejos irregulares del fallecido agente financiero Jesús Lobato.