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Los ganaderos plantean regenerar ellos mismos el monte quemado en Llanes

Una veintena de explotaciones temen quedarse sin pastos en caso de que se acoten en la zona de Nueva 200 hectáreas afectadas por el fuego

El incendio que arrasó 200 hectáreas del monte Río Nueva el pasado mes de diciembre. EMILIO G. CEA

Un acotamiento que puede abocar al cierre a una veintena de explotaciones ganaderas en Llamigu, Nueva y Los Carriles. El incendio que el pasado 28 de diciembre asoló más de 200 hectáreas en el monte Río Nueva puede salir muy caro a varios ganaderos llaniscos. Sobre los terrenos comunales arrasados por las llamas durante todo el año pastaban más de trescientas cabezas de ganado. Los presumibles acotamientos que sobre este terreno llevará a cabo la Consejería de Desarrollo Rural y Agroganadería pueden dejar muy tocadas a varias cuadras.

El edil de ganadería llanisco, Javier Martínez, trasladará en las próximas fechas una propuesta a la consejería para evitar los acotamientos basada en una política de regeneración conjunta de ganaderos junto al Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (SERIDA). El futuro de muchas explotaciones pende un hilo.

"En estos momentos hay un buen lecho de siembra con cantidades mínimas de semillas, más lo que se vaya regenerando de manera natural. Pensamos que en tres o cuatro meses la zona quedará bastante regenerada", señala Martínez. El edil habló de una quema "que no es corriente, dentro de unas condiciones climáticas que favorecieron su propagación".

Éste aseguró que la cantidad de terreno quemado afecta a un monte entero y "es difícil de esquivar para las vacas que pastan en este lugar". Martínez es optimista. "No nos queda otra que tomar la iniciativa", dijo.

En el monte Río Nueva pastan buena parte de las 80 vacas que tiene Marisa Gutiérrez Gutiérrez. "Somos los mayores perjudicados por las quemas y, pese a ello, para muchos somos los culpables de los incendios", lamenta. Gutiérrez es clara. "Si se acota este terreno, al que hay que sumar 90 hectáreas que ya están acotadas desde hace dos años, nos van a acorralar en nuestras casas y no lo podemos consentir. La propuesta del Ayuntamiento de llegar a un acuerdo para regenerar el monte es buena. Si finamente se acota tendremos que quitar el ganado que subimos al monte y nos iremos a la ruina", dijo. La posibilidad de no llegar a los compromisos de la PAC quita el sueño a muchos de ellos. "Durante cinco años nos comprometimos a enviar un número determinado de vacas al monte. Sin terreno no podemos llevar las vacas y perderíamos las ayudas", dijo.

"La salida a este problema es mala. Yo me veré obligado a reducir a la mitad el ganado si no podemos disponer de los terrenos comunales. Aquí la mayoría de los ganaderos dependemos del monte", subrayó José Ramón Fernández, de Llamigu. José Ramón Peláez es de la misma opinión que sus compañeros. "Tengo asimilado que no me quedará más remedio que abandonar el sector. Si acotan las 200 hectáreas nos echan. Las subvenciones que recibimos no dan tampoco para pagar las multas que nos van a poner. Las vacas van a terminar paciendo en las zonas acotadas, pues no conocen de límites", señaló.

Los ganaderos no descartan llevar a cabo movilizaciones para defender sus intereses.

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