La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El traje de aldeana llanisca no se toca

"No todo vale a la hora de llevar la indumentaria", dice Magdalena Fernández-Peña, autora del estudio en el que se asienta la declaración de bien de interés cultural

Magdalena Fernández-Peña Bernaldo de Quirós, con un traje de su familia de principios del siglo XX confeccionado sobre terciopelo de seda. E. G. CEA

El pasado, el presente y el futuro del traje de aldeana llanisca y de porruano, en 45 páginas y 25 fotografías. La posibilidad de que esta joya de la corona de la indumentaria tradicional de Llanes sea declarada bien de interés cultural inmaterial (BIC) ha hecho que los llaniscos se vuelquen con una iniciativa que, para muchos expertos, surge en el momento ideal para poner a buen recaudo una tradición que en el concejo está más viva que nunca.

Los más puristas no quieren dejar pasar la oportunidad de salvaguardar la esencia del traje. La autora del dossier presentado hace tan sólo unos días ante la consejería de Cultura es Magdalena Fernández-Peña Bernaldo de Quirós, doctora en periodismo e integrante de unas de las familias más relevantes de la villa en lo que a la conservación de las tradiciones culturales se refiere. Son muchos los vecinos que han recopilado fotografías de personas de varias épocas ataviadas con esta indumentaria: el reconocimiento y ensalzamiento de unas prendas grabadas a fuego en el ADN de los llaniscos está en juego.

"Para elaborar la memoria, aparte de apoyarme en textos de historiadores como Fermín Canella y Secades, Manuel García Mijares, o en publicaciones de 'El Oriente de Asturias', sabía que tenía que contar con la opinión de especialistas como Fe Santoveña o Yolanda Cerra", señala Magdalena Fernández-Peña, volcada en la descripción pormenorizada del traje y de todos sus elementos, unido a la evolución histórica de las prendas y el contexto en que estas son utilizadas, ajustado todo ello a los parámetros solicitados por Cultura.

El rostro de esta estudiosa, hija, nieta y biznieta de presidentas del llanisco bando de la Magdalena, se ilumina cada vez que habla del traje que con orgullo luce cada 22 de julio por las calles de Llanes, fecha en la que se celebra el día grande de la fiesta que tiene como símbolo distintivo la flor del clavel. "Para mí envuelve recuerdos familiares entrañables y el sentido de pertenencia a una tierra y a unas costumbres, promovidas por unos antepasados que han luchado mucho por la conservación de este traje", subraya.

Bajo su punto de vista, la salud del traje de aldeana y de porruano es, a día de hoy, excelente. "Que quede claro que la protección no se pide porque el traje esté en riesgo. A día de hoy, es más, está en expansión, y ese puede ser parte del problema", reflexiona. Según Fernández-Peña, la popularidad de la vestimenta y su expansión a nivel regional hace que se corra el riesgo, primero, de que deje de verse como un elemento distinto de la cultura llanisca. A eso hay que unir la posibilidad, dice, de que la ortodoxia del traje pierda su esencia. "No todo vale a la hora de llevar el traje de aldeana. Somos conscientes de que es algo muy difícil de regular, en ocasiones quizás por desconocimiento de las propias personas que los lucen", señala.

La lucha por detalles como, por ejemplo, que las aldeanas lleven las medias típicas del traje o que vayan con zapatos negros cerrados es para muchos, incluida Fernández- Peña, un aspecto clave en una época en la que, para disgusto de la corriente más tradicionalista, se ha popularizado la moda de mezclar esta vestimenta con alpargatas negras o sandalias. "En mi familia siempre hemos sido muy estrictos. Yo me acuerdo que de niñas, cuando nos vestían de aldeanas, no salíamos de casa sin pasar una revisión. Si no íbamos correctamente vestidas no nos dejaban salir", recuerda.

Cree importante que quede por escrito para el futuro la necesidad de mantener la pureza del traje. "Prefiero ver en una procesión una aldeana sola bien vestida que cien pero mal", dice. En su informe describe "de manera enérgica" la importancia y el respeto a la tradición que merece el traje. "A nosotros nos ha llegado este legado y tenemos la obligación de cuidarlo, mantenerlo y transmitirlo a las generaciones venideras. Sería bueno que, por lo menos, estas normas fueran conocidas por todo el mundo. No es algo que yo me invente ahora, lo dice García Mijares cuando a mitad del siglo XIX describe las piezas y ornamentos del traje de aldeana. El principal riesgo es que el traje empiece a mutilarse". Para lograr este objetivo lanza un guante a las tiendas de alquileres para que no cejen en defender las cualidades de la prenda.

El futuro del traje una vez sea declarado BIC es, si se logra mantener su vieja idiosincrasia, brillante. "A lo largo de la historia ha sufrido dificultades políticas o una guerra civil y siempre ha sobrevivido. Ni siquiera esta última crisis ha frenado su auge. Mucha gente, en los últimos años, ha renunciado a muchas cosas para poder vestirse de aldeana y porruano pese a que el alquiler de los trajes no es barato. Es una prenda viva", asegura Fernández- Peña.

La declaración como BIC sería también, en su opinión, muy positiva a nivel turístico. "No dejaría ser un trampolín para que el concejo sea, aún, más conocido por defender sus valores culturales". Junto a este proceso abierto está dando sus primeros pasos otro para que el Pericote y otras representaciones folclóricas del concejo, gocen del mismo reconocimiento.

Si todo va según los plazos marcados por la burocracia, la declaración puede ser un hecho de aquí a un año. Una vez se logre este objetivo Magdalena Fernández- Peña Bernaldo de Quirós ya tiene en mente nuevas iniciativas. "El pueblo de Llanes es capaz de lograr muchas cosas junto. Ojalá el día de mañana podamos contar con un museo del traje de aldeana y porruano para, a través del mismo, guardar y conservar muchas de las joyas que tenemos", concluye.

Compartir el artículo

stats